Despoblación y comunicación: propuestas para abordar un objeto de estudio emergenteDepopulation and communication: proposals for approaching an emerging research topic doxa.comunicación | nº 35, pp. 39-57 | 39julio-diciembre de 2022ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978Cómo citar este artículo: Galletero-Campos, B. y Saiz Echezarreta, V. (2022). Despoblación y comunicación: propuestas para abordar un objeto de estudio emergente. Doxa Comunicación, 35, pp. 39-57.https://doi.org/10.31921/doxacom.n35a1507Belén Galletero-Campos. Doctora en Periodismo por la Universidad de Castilla-La Mancha (España), donde es profe-sora e investigadora en la Facultad de Comunicación. Actualmente forma parte del grupo de investigación MediaCom en la misma Facultad. Sus áreas de investigación tienen que ver con los medios de proximidad, la televisión y el servicio público. Una de sus líneas de investigación está centrada en el estudio de los medios de comunicación en Castilla-La Mancha, objeto de varias de sus publicaciones cientícas indexadas y de dos monográcos. En la actualidad forma par-te del equipo de investigación de tres proyectos de I+D, dos de ellos de ámbito nacional y un tercero de ámbito regional.Universidad de Castilla-La Mancha, España[email protected]ORCID: 0000-0002-9549-9507Vanesa Saiz Echezarreta. Doctora en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (España) y actualmente profesora en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Castilla La Mancha. Pertenece al grupo de investigación Semiótica, Comunicación y Cultura (UCM) y es especialista en semiótica, estudios de género y análisis socio-cultural. Desarrolla su investigación en el Proyecto Problemas públicos y controversias, sobre la mediatización de los asuntos públicos en la esfera mediatizada.Universidad de Castilla-La Mancha, España[email protected]ORCID: 0000-0003-1700-0296Resumen: La despoblación se ha constituido como un problema público en Espa-ña. Sin embargo, en la literatura cientíca todavía no se ha prestado su-ciente atención a este fenómeno desde el área de comunicación. Este trabajo recoge un estado de la cuestión mediante la técnica de mapeo bibliográco sobre la producción cientíca que aborda la intersección entre despoblación y comunicación, a partir de las propuestas de la Geografía de la Comunicación, para detectar perspectivas prioritarias y vacíos temáticos. La revisión se ja en dos enfoques: el análisis sobre representaciones del territorio despoblado y la estructura de medios de Abstract: Depopulation has become a public problem in Spain. However, scientic literature on Communication has not yet paid sucient attention to this phenomenon. is paper presents a bibliographic review using mapping technique and addresses works focused on the overlapping between depopulation and communication. We have utilised Geography of Communication to structure this review and to try to detect priority perspectives and thematic gaps. e review focuses on two approaches: the analysis of representations of depopulated territory and the structure of the media in the aected areas. e mapping Recibido: 14/10/2021 - Aceptado: 06/06/2022 - En edición: 09/06/2022 - Publicado: 01/07/2022Received: 14/10/2021 - Accepted: 06/06/2022 - Early access: 09/06/2022 - Published: 01/07/2022
40 | nº 35, pp. 39-57 | julio-diciembre de 2022Despoblación y comunicación: propuestas para abordar un objeto de estudio emergenteISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicación1. Introducción: la despoblación como problema público El declive demográco y la despoblación de las áreas rurales son fenómenos que atraviesan Europa occidental y que se han in-tensicado a partir de mediados del siglo XX (Collantes y Pinilla, 2019). En España se produjo entonces un éxodo rural masivo de los pueblos hacia las ciudades (Recaño, 2017), especialmente en algunas regiones que en los procesos de industrialización partían en desventaja competitiva respecto a otras áreas con más recursos naturales e infraestructuras, lo que favoreció que en-traran en “un declive demográco” (Sáez, Pinilla y Ayuda, 2001: 213). Sin embargo, hoy sus efectos se están manifestando en un conjunto amplio y diverso de poblaciones, difíciles de agrupar mediante la delimitación geográca y administrativa de la unidad provincial. Aunque el foco de atención suele situarse en las áreas más desérticas en términos de densidad de población, hay que considerar que pequeñas y medianas ciudades también han visto disminuir su número de habitantes en los últimos años (Gonzalez-Leo-nardo, 2021). Es lo que algunos investigadores han llamado “segunda oleada de despoblación” y advierten que “ya no es un fenómeno mayormente rural y generalizado”, sino que se extiende a los entornos urbanos de las comunidades autónomas que sufrieron con mayor intensidad los procesos de despoblación en los años 50 y 60 (González-Leonardo y López-Gay, 2021: 31). Esta nueva tendencia es fruto, entre otras cosas, de la migración de capital joven cualicado hacia grandes ciudades, captadoras de talento (González-Leonardo y López-Gay, 2021). A la hora de hablar del declive demográco hay distintas acepciones terminológicas que distinguen entre despoblación, que sucede cuando hay un exceso de defunciones sobre el número de nacimientos, y despoblamiento, que incorpora las dinámicas migratorias y, a la larga, el deterioro paulatino de servicios e infraestructuras (Nieto Calmaestra, 2021: 219). Ambas son dimen-siones de un fenómeno que, lejos de estar localizado en unas zonas concretas, afecta a buena parte del territorio nacional, pero, comunicación en las zonas afectadas. El mapeo muestra una produc-ción dispar, concentrada en estudios de caso, sin un paradigma teórico unicador, dada la reciente atención a este objeto de estudio. Aunque esta dispersión diculta establecer conclusiones coherentes entre los hallazgos, se detecta un área emergente y cientícamente relevante para explorar el vínculo entre mediatización y despoblación, en tanto fenó-meno demográco y sociocultural. En este sentido, en la discusión se proponen líneas de investigación potenciales que podrían iluminar la incidencia de los factores mediáticos en los procesos de despoblación y en las culturas y experiencias de estas comunidades.Palabras clave: Despoblación; comunicación; problema público; Geografía de la Comunicación; ruralidad; medios de comunicación; líneas de investigación.shows disparate production, focused on case studies, with no unifying theoretical paradigm, given the recent attention paid to this object of study. Although this dispersion makes it dicult to establish coherent conclusions between the ndings, an emerging and scientically relevant area has been detected meriting exploration of the link between mediatisation and depopulation as a demographic and socio-cultural phenomenon. e discussion proposes potential lines of research that could shed light on the impact of media factors on depopulation processes and on the cultures and experiences of these communities.Keywords: Depopulation; communication; public problem; Media Geography; rurality; media; lines of research.
doxa.comunicación | nº 35, pp. 39-57 | julio-diciembre de 2022Belén Galletero-Campos y Vanesa Saiz EchezarretaISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397841además, también tiene que ver con los efectos de los procesos de concentración en las grandes urbes, con la sostenibilidad de los territorios, el equilibrio demográco y la equidad de recursos entre áreas geográcas. En el discurso público, la despoblación suele representarse como un fenómeno homogéneo. Sin embargo, como explica Collantes (2020), “no ha habido una única tra-yectoria en la España rural. En realidad, ha habido diferentes Españas rurales”, que han sufrido más la despoblación cuando las economías locales han tenido dicultades para diversicarse más allá de la agricultura y cuando han experimentado problemas graves de acceso a infraestructuras, equipamientos y servicios. Aunque constituye un problema evidente y estudiado desde la perspectiva geográca, demográca y socioeconómica, ha sido la conuencia de varios factores –la incidencia ciudadana, la conexión de movimientos sociales de diferentes partes del país, la labor de lobby del sector empresarial a través de la Red de Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa (SSPA) o las medidas institucionales– la que ha generado el espacio y el contexto para que nalmente se inscriba como un problema público, consi-guiendo atención mediática de primer orden (Cefaï, 2016; Peñamarín, 2017). También podría responder a que conecta con un discurso que recuerda a los ciudadanos que este fenómeno “puede implicar pérdidas emotivas, culturales, ecológicas y sociales que menoscaban su bienestar, aunque no las padezcan en sus consumos cotidianos ni afecten a los componentes de sus activi-dades productivas” (Sáez, Ayuda y Pinilla, 2016: 12).En la cronología de su evolución como asunto de interés nacional se pueden establecer una serie de hitos desde los primeros movimientos ciudadanos bajo la consigna ‘Teruel existe’1, en 1999, hasta la institucionalización del asunto a través de la creación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográco, si bien han tenido que pasar dos décadas para ello. A lo largo de este tiempo, se ha logrado la alineación de diferentes actores como organizaciones empresariales2 y la academia3, entre otros. Sin embargo, estas y otras iniciativas a diversa escala –europea, nacional y regional– no fueron sucientes para incorporar la cuestión como un asunto colectivo en la esfera pública, como un problema de interés común para el conjunto de la ciudadanía. De hecho, hasta 2019 no entra de lleno en el discurso político electoral (López Ruiz, 2021). Como sucede con otras cuestiones, la despoblación ha encontrado obstáculos para ampliar el número de personas que se sienten interpeladas por el problema, por múltiples motivos: porque se interpreta como un fenómeno que afecta sólo a un porcentaje minoritario de la población; porque está normalizada como una situación intrínseca –casi inexorable– de las zonas rurales que es muy difícil –si no imposible– re-vertir o paliar; o porque no ha habido un relato capaz de movilizar a los públicos, en términos cognitivos, afectivos, políticos y axiológicos (Bernal, Murrieta, Nardacchione y Pereyra, 2018; Peñamarín, 2020). Según Luis Antonio Sáez (2021), la despoblación se incorpora a la agenda política nacional española en 2017. Para lograr acceder también a la agenda pública, un punto de inexión fue llevar el fenómeno demográco al “prime time” de la mano de grandes comunicadores como Jordi Évole4 o Sergio del Molino5 (Collantes y Pinilla, 2019: 10), tanto es así que el libro del ensayista acuñó 1 “Teruel existe, pero poco”, Jorge A. Rodríguez, El País, 20/12/1999.2 En 2016 se constituye la Red de Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa (en inglés Southern Sparsely Populated Areas, SSPA), fundada por organizaciones de empresarios de Cuenca, Soria y Teruel con el n de promover medidas scales y legislativas en los territorios afectados.3 Destaca la creación en 2017 de la Cátedra sobre Despoblación y creatividad impulsada por la Universidad de Zaragoza y la Diputación provincial, y la Cátedra del Reto Demográco, promovida en 2019 por el Centro Adscrito a la Universitat de Lleida CES Next.4 Salvados emitió el programa Tierra de nadie en octubre de 2017.5 El libro de Sergio del Molino se popularizó durante la primavera de 2016.
42 | nº 35, pp. 39-57 | julio-diciembre de 2022Despoblación y comunicación: propuestas para abordar un objeto de estudio emergenteISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónuna de las primeras etiquetas para lograr la adscripción con un proceso que ya existía, “La España vacía”. El sintagma fue des-pués transformado en “La España vaciada” para dar lugar a una manifestación que desplazó el relato, narrando la despoblación como proceso activo y no pasivo, en el que se señalaba, sobre todo, a la clase política como responsable6. Desde entonces, la despoblación se ha consolidado como una referencia compartida por la ciudadanía, las instituciones sociales y los medios de comunicación. Un ejemplo es que la televisión pública nacional ha dedicado recientemente un informativo especial a contar la vida cotidiana en la España vaciada7. De hecho, la atención mediática y la concienciación sobre el problema son algunos de los avances más reconocidos en este asunto (Campo Vidal, 2021).La importancia de la comunicación queda conrmada por la presencia habitual de este elemento en el diseño de políticas públi-cas. Si en la Ley 45/2007, de 13 de diciembre, para el desarrollo sostenible del medio rural8 la única mención a la comunicación tiene que ver con infraestructuras, en las normativas y planes más recientes hay un cambio de orientación, ampliando la cuestión hacia las representaciones y estrategias comunicativas. Así, el punto 4.7 del plan de acción de la Comisión de Despoblación en la Federación de Municipios y Provincias (2017) alude a tres percepciones extendidas que perjudican la imagen del mundo rural respecto a las ciudades: la diferencia en la calidad de vida, la falta de oportunidades para desarrollar una carrera profesional y la insostenibilidad de los pequeños municipios, que solo pueden sobrevivir de manera subsidiada. En el ámbito autonómico, la Ley 2/2021 de 7 de mayo, de Medidas Económicas, Sociales y Tributarias frente a la Despoblación y para el Desarrollo del Medio Rural en Castilla-La Mancha, una norma pionera en la materia, señala que “la Administración Regional impulsará medidas que favorezcan el acceso de la ciudadanía del medio rural a una información veraz y que propicie los intercambios humanos, cultu-rales y económicos de la población del medio rural” (Art. 67). En el Plan de recuperación. 130 medidas frente al Reto demográco, presentado en marzo de 2021, también hay una propuesta especíca encaminada a mejorar el conocimiento y la importancia del medio rural, si bien se orienta hacia la difusión de los programas de desarrollo rural conanciados por el Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (FEADER) y la Red Rural Nacio-nal. En su análisis de la estrategia nacional frente a la despoblación, Sáez (2021) observa que en ella prima una interpretación de tipo incrementalista, fundamentada en indicadores cuantitativos, en la que lo deseable es siempre crecer, basada una visión funcionalista y economicista de los ciudadanos y una respuesta a sus necesidades a partir de inversiones costosas en infraestruc-turas como el transporte y la tecnología. En su opinión, el plan no presta suciente atención a la dimensión intangible, aquella que tiene que ver con el talento, la tolerancia y la creatividad (Sáez, 2021). Precisamente, la conectada con la comunicación y los aspectos simbólicos y culturales de la construcción de un mundo común. Como se ha reejado, la despoblación no constituye sólo un proceso demográco y geográco, sino sociocultural y político, que incorpora ineludiblemente la dimensión comunicativa, pues nos encontramos en una época de “profunda mediatización” (Hepp, 2020), en la que los medios son consustanciales a la conformación y funcionamiento de las instituciones y las prácticas sociales. Desde el paradigma clásico de la agenda setting (McCombs y Valenzuela, 2021) y las teorías sobre el framing (Goman, 6 En 2019 tuvo lugar la manifestación contra la despoblación que agrupó a 100.000 personas en Madrid. “La ‘España vaciada’ clama por una gran alianza contra la despoblación”, El País, María Sosa Troya, 31/03/2019.7 “Telediario desde la España vaciada: así te hemos contado cómo es la vida en las zonas menos pobladas del país”, RTVE, 25/06/2021. 8 El Artículo 26, dedicado a las Tecnologías de la información y la comunicación, contempla medidas en tres ejes: mejorar la cobertura de las telecomunicaciones, fomentar el uso de tecnologías entre la población rural y promover la innovación tecnológica en los sectores de actividad del medio rural.
doxa.comunicación | nº 35, pp. 39-57 | julio-diciembre de 2022Belén Galletero-Campos y Vanesa Saiz EchezarretaISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978432006), los estudios sobre comunicación y opinión pública se han ocupado de explorar la manera en que los medios de comunica-ción delimitan la orientación de los problemas. Es a través de estos enmarcados en sus prácticas discursivas, que los etiquetan y los denen, cuando logran captar la atención del público y, en un sistema mediatizado, despiertan la consideración de los actores políticos, inscribiendo la cuestión en la agenda pública (Peñamarín, 2017). 2. Objetivos La contribución de este artículo forma parte de un proyecto de investigación acerca de la rentabilidad social de los medios en zonas despobladas de la provincia de Cuenca, que incluye entre sus objetivos la realización de un estudio piloto de carácter ex-ploratorio para analizar la interdependencia entre el proceso de mediatización y el de despoblación. A pesar de que este trabajo pone el foco en los medios de comunicación, pretendemos construir el objeto de estudio desde una posición decididamente interdisciplinar, que incorpore las aportaciones que se han realizado en el cruce disciplinar entre la geografía y la comunicación (Ej.: Adams y Jansson; 2012; Adams, Cupples, Glynn, Jansson y Moores, 2017; Andersson, 2019; Jansson y Lindell, 2018).El objetivo principal es abordar un estado de la cuestión a partir de la técnica de la revisión exploratoria de mapeo bibliográco (Grant y Booth, 2009) para indagar en la producción cientíca que se ha ocupado de la intersección entre despoblación y comu-nicación. De él derivan los siguientes objetivos especícos: Explorar la utilidad de la perspectiva teórica de la Geografía de la Comunicación como guía para realizar una revisión de los estudios existentes que conectan ambas áreas de conocimiento, desde el campo de las Ciencias Sociales. Conocer el grado de producción cientíca acerca de la despoblación y su relación con los medios de comunicación. Diseñar itinerarios de investigación sobre este objeto de estudio, cumpliendo así uno de los nes de los artículos de revisión (Jesson, Matheson y Lacey, 2011). El trabajo realizado se orienta a dar respuesta a las siguientes preguntas de investigación: ¿cuáles son las perspectivas teóricas y metodológicas que se han adoptado en los estudios sobre despoblación y comunicación? ¿Es posible concluir que hay una línea estable de indagación en la materia con fundamentos epistemológicos comunes? ¿Qué posibilidades de investigación abren los hallazgos para profundizar en el conocimiento sobre la interdependencia entre mediatización y despoblación? 3. Metodología De acuerdo con los objetivos propuestos y siguiendo las fases de Hart (2008: 34), se hizo un mapeo inicial sobre el asunto para detectar conceptos clave en las bases de datos Scopus y Google Scholar. Sin embargo, una primera aproximación mediante pa-labras clave como “depopulation”; “demographic decline”; “shrinkage”; “media”; “communication”; “rurality”; “discourse” y sus posibles combinaciones ha revelado que no es posible reunir un corpus coherente. La consolidación de la despoblación como problema público, cuyos estudios en el área de comunicación se concentran en los últimos diez años, no ofrece un rango temporal suciente para su construcción como objeto de estudio estable en la academia. También es reciente el interés por la dimensión espacial en la disciplina de la comunicación (Jansson y Falkheimer, 2006). No existe, por tanto, un acervo teórico, ni temático común, inscrito en torno a palabras clave desde el que pueda extraerse una producción pluridisciplinar dotada de una
44 | nº 35, pp. 39-57 | julio-diciembre de 2022Despoblación y comunicación: propuestas para abordar un objeto de estudio emergenteISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicacióncoherencia suciente a partir de la que realizar una revisión bibliográca sistematizada al uso, por lo que se opta por una revisión de tipo tradicional (Codina, 2020). En este caso, la técnica de mapeo (Grant y Booths, 2009) es útil para describir un campo de investigación, pero, al mismo tiempo, actúa como estrategia exploratoria previa para el diseño de investigaciones posteriores, así como de revisiones bibliográcas adicionales de cuestiones que no se conocían de antemano. Este acercamiento permite entender el volumen y la dispersión sobre el asunto, actuando como una herramienta con la que formular nuevas preguntas de investigación relevantes y matizar las existentes. En este sentido, no es objetivo del mapeo incorporar una síntesis pormenorizada de los estudios en términos de cali-dad o estadística, sino trazar un esquema de tendencias, una hoja de ruta con la que orientarse en posteriores fases. Mantenerse en este tipo de diseño abierto permite afrontar la posible fragmentación y dispersión de los hallazgos, y evita presentarlos en un compendio articial o forzado en los resultados (Grant y Booths, 2009). Pese a su carácter abierto y exploratorio, se han adoptado una serie de prácticas con el n de evitar sesgos (Codina, 2020), como son, por un lado, garantizar la repercusión y calidad de las fuentes utilizadas (indexación); y, por otro, seguir un esquema de análisis coherente para abordar los documentos, en este caso, denido por el área de la Geografía de la Comunicación (Adams y Jansson, 2012; Adams, Cupples, Glynn, Jansson y Moores, 2017). Esta categorización se ha plasmado, a su vez, en la presentación y síntesis de los resultados.Esta revisión, por tanto, no es un análisis bibliométrico y no pretende ofrecer resultados cuantitativos de la producción cientíca, pues se trata de un objeto de estudio sin institucionalizar. Lo que se aporta es un compendio original y orientativo sobre una cuestión emergente cuya atención mediática y política va en aumento, lo que augura un creciente interés cientíco en los próxi-mos años. Se recogen y discuten los trabajos localizados sobre la materia, ofreciendo una relación reexionada de los mismos y se identican tendencias y vacíos de investigación (Perryman, 2016). Posteriormente, se traza un itinerario que las investigaciones venideras podrían recorrer, ofreciendo posibles orientaciones desde las que construir un marco teórico y metodológico para afrontar la despoblación como fenómeno sociocultural. 4. Marco teórico: una aproximación desde la Geografía de la comunicación Para estructurar el mapeo bibliográco se adoptó la perspectiva de la Geografía de la Comunicación (Media Geography). Entre otros autores, Adams, Andersson y Jansson han puesto de maniesto la existencia de un área de trabajo interdisciplinar que surge del cruce entre comunicación, medios y geografía. Se trata de una subdisciplina reciente dentro de la geografía humana, que no surge de manera lineal ni denida y todavía carece de un foco singular claro (Adams et al., 2017). Aunque el interés compartido entre geógrafos y comunicadores va en aumento y las preocupaciones cientícas son múltiples y relevantes, sigue siendo un campo de trabajo que permanece desorganizado y carece de un paradigma unicador (Adams, 2018). El objetivo prioritario de la Geografía de la Comunicación es descubrir qué signica que la interdependencia de infraestructuras, representaciones y prácticas suceda en algún lugar y que, al mismo tiempo, participe de la construcción y denición de espacios y lugares. La articulación de los espacios y lugares –como puede ser el lugar imaginado de los territorios despoblados– depende de las lógicas mediáticas y de los procesos de mediación tecnológica (Hjarvard, 2018):
doxa.comunicación | nº 35, pp. 39-57 | julio-diciembre de 2022Belén Galletero-Campos y Vanesa Saiz EchezarretaISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397845 El hecho de que la comunicación tiene lugar, y hace lugar, implica que el ímpetu espacial de la comunicación no termina cuando los pensamientos de las personas se convierten en expectativas sobre o en ciertos espacios y lugares, y cuando emergen planes individuales o colectivos para crear o transformar espacios o lugares. Los medios y la comunicación también tienen que ver con cómo se densica y complejiza el espacio, es decir, cómo los lugares son denidos y sentidos a través de la comunicación en forma de sonidos, vistas y otros ujos sensoriales que continuamente moldean nuestras formas de relacionarnos con lugares particulares (Adams et al., 2017: 7-8).Para organizar una Geografía de los Medios y encarar el análisis de estos aspectos (Adams, 2011: 40-48) propuso una taxonomía fundacional: Lugares en los medios (Places-in-media): investigaciones sobre acontecimientos relacionados con su ubicación y representa-ciones de lugares en todo tipo de medios; Medios en los lugares (Media-in-places): un enfoque no representacional sobre cómo la presencia de medios cambia perfor-mativamente la percepción y experiencia de los lugares, incluyendo cuestiones sobre afectos o corporalidad. Medios en espacios (Media-in-spaces): observaciones sobre cómo se producen las transformaciones de las coordenadas espacio-temporales vinculadas a los medios, infraestructuras y tecnologías de la comunicación, con el foco en fenómenos como convergencia, accesibilidad, (des-)centralización, etc. Espacios en los medios (Spaces-in-media): indagaciones sobre la premisa de que las comunicaciones son un espacio en el que circulan ideas, imágenes e información; a medida que se difunden de persona a persona y de grupo a grupo, generan topologías, habilitan y restringen modos de interacción, demarcan las relaciones de poder. Aunque todas ellas son aplicables al estudio de la despoblación en diferentes dimensiones, nuestro interés, desde la perspectiva de las Ciencias Sociales, se circunscribe al concepto de lugar (place) y, por tanto, a las dos primeras categorías, que englobarían los siguientes tipos de investigaciones:1. Lugares en los medios: trabajos que abordan los discursos y representaciones de la despoblación y las zonas despobladas en medios informativos. 2. Medios en los lugares: investigaciones sobre la estructura de medios en zonas con baja densidad de población, el impacto de una ecología en la que se hibridan medios hiperlocales9, regionales y nacionales, con redes globales o estrategias comunicativas orientadas a la supervivencia de zonas despobladas.Puesto que el interés se circunscribe a los lugares, no en sí mismos sino en su relación con las personas, quedan excluidos los trabajos que hacen referencia al concepto topológico de los espacios, como, por ejemplo, la manera en que son mediados por dispositivos tecnológicos. Tampoco se han considerado los estudios sobre infraestructuras tecnológicas que entroncan con la ingeniería y las telecomunicaciones. Finalmente, aunque se apuntan algunas nociones, no se ha profundizado en las represen-taciones que hacen referencia a la ruralidad en productos culturales como el cine o la literatura, pues se alejan de la nalidad informativa. 9 Hiperlocales son aquellos medios con una orientación comunitaria, de servicio y compromiso cívico, que informan sobre un área geográca muy concreta y delimitada (barrio, pueblo, comarca…) y que persiguen llenar vacíos informativos acerca del área o de ciertas temáticas que no aparecen en las coberturas de medios a otros niveles (López-García, Negreira-Rey y Rodríguez-Vásquez, 2016).
46 | nº 35, pp. 39-57 | julio-diciembre de 2022Despoblación y comunicación: propuestas para abordar un objeto de estudio emergenteISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicación5. Resultados5.1. Lugares en medios: discursos y representación de la despoblación en medios informativosLos discursos públicos se sostienen a menudo en la construcción de representaciones y relatos basados en los ejes rural/urbano (Sørensen y Pless, 2017). Hay abundante literatura académica que se ha ocupado de indagar en la construcción simbólica de la ruralidad denida desde una dimensión social (Cloke, 2006), conformada por la representación que la sociedad y sus distintos grupos hacen sobre estos espacios y las comunidades que los habitan (Collantes y Pinilla, 2019). Los trabajos cientícos conrman que la terminología que se utiliza para aludir al fenómeno –despoblación, vaciamiento, decre-cimiento– generalmente es enmarcada en valores negativos (Sousa y Pinho, 2015; De Sola, 2021) en contraposición a las ideas de crecimiento que se asocian al progreso o al bienestar. Varias investigaciones en el ámbito internacional se ocupan del uso en los medios de metáforas vinculadas con la muerte o la agonía, de tal modo que los municipios afectados por la despoblación pasan de ser espacios estructuralmente débiles a estar directamente desahuciados, negándoles así cualquier perspectiva futura. Son los “pueblos moribundos” (Christmann, 2016: 361) o “paisajes de la muerte” (Douglas, 1987: 43). En Estados Unidos, Christina E. Dando (2009) realiza un análisis crítico del discurso de la cobertura de los medios nacionales sobre la despoblación en las Llanuras norteamericanas (Grand Forks, Dakota del norte y Nebraska, en América) durante los años 1997-2007. Aunque localiza algunos enmarcados esperanzadores, relacionados con cómo las comunidades están “creativamente lidiando con el asunto” (2009: 7), predominan las visiones negativas –la metáfora de la enfermedad terminal– hasta tal punto que concluye: “Los medios impresos estadounidenses se han convertido en agentes activos en el topocidio/domicidio de la región” (Dando, 2009: 3). En su trabajo, recoge la percepción de un profesor de la Universidad de Dakota del Norte, Tom Isern, sobre la fascinación que ejercen estas zonas despobladas para los periodistas, empeñados en reforzar con sus coberturas la imagen del abandono y del vacío: “En parte es simplemente el imperativo periodístico de maximizar la percepción de la tragedia” (Isern, 2000, op. cit. en Dando, 2009: 16).En la misma línea se maniesta Gabriella B. Christman, que, sobre el análisis de los discursos mediáticos alemanes, concluye que los periodistas presentan el cambio demográco dentro de un marco de metáforas dramatizadoras, como “desangrado hasta la muerte” (2016: 365). Es un círculo vicioso, pues, como señala la investigadora, las representaciones negativas acerca de todo lo perdido y la ausencia de perspectivas de futuro regularmente difundidas en los medios de comunicación pueden favorecer que los que se quedan quieran marcharse: Podemos suponer que los habitantes de las zonas rurales, ante las predicciones negativas que presentan los medios de comunicación a intervalos regulares (desde un mayor descenso de la población, pasando por la falta de perspectivas de futuro, hasta la futura desolación), podrían llegar a la conclusión de que deberían abandonar sus regiones si no quieren contarse entre los perdedores (Christmann, 2016: 365). Las connotaciones de debilidad y atraso no sólo se imputan a los lugares sino también a quienes los habitan, culpabilizándolos de alguna manera de la falta de progreso en las áreas afectadas, como concluye el trabajo de Eriksson (2008) sobre el área despo-blada de Norrland (Suecia).