Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcos Fake news and its perception among Young Spaniards: the inuence of socio-demographic factors doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | 19enero-junio de 2023ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978Cómo citar este artículo: Gómez-Calderón, B.; Córdoba-Cabús, A. y López-Martín, A. (2023). Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcos. Doxa Comunicación, 36, pp. 19-42.https://doi.org/10.31921/doxacom.n36a1741Bernardo Gómez-Calderón. Profesor titular del Departamento de Periodismo de la Universidad de Málaga. Investiga en las áreas de géneros periodísticos, comunicación política, periodismo especializado y redes sociales, contando en su haber con más de 70 publicaciones cientícas entre artículos, libros y capítulos de libro. Desde 2001 ha participado en proyectos de I+D nacionales y autonómicos de forma ininterrumpida, y desde 2020 es investigador principal del Proyec-to de I+D “El uso informativo de las redes sociales por parte de los jóvenes españoles: consumo incidental de noticias, condicionantes tecnológicos y credibilidad de los contenidos periodísticos” (Ministerio de Ciencia e Innovación). En la actualidad es Coordinador del Máster en Investigación sobre Medios de Comunicación, Audiencias y Práctica Profesio-nal en Europa y, desde 2021, Director del Departamento de Periodismo de la UMA.Universidad de Málaga, España[email protected]ORCID: 0000-0002-9245-9251Alba Córdoba-Cabús. Personal Investigador en Formación del Departamento de Periodismo de la Universidad de Málaga con un contrato FPU. Graduada en Periodismo (2016) y Máster en Investigación (2017), ambos con Premios Extraordinario. Es integrante del “Grupo de estudios sobre periodismo y comunicación” (SEJ-067) y participa en un proyecto nacional de I+D+I (Ref. PID2019-106932RB-I00). Cuenta con cerca de cincuenta contribuciones en publica-ciones con índice de impacto sumando artículos en revistas –El Profesional de la Información, Estudios sobre el Mensaje Periodístico o Icono14– y capítulos de libro –en editoriales como Dykinson, Tirant lo Blanch o Pirámide–. También ha defendido una treintena de comunicaciones en congresos internacionales, participado en un PIE, y llevado a cabo una estancia nanciada por el ministerio en la Universidad de Viena (Austria). Universidad de Málaga, España[email protected]ORCID:0000-0002-3519-0583Álvaro López-Martín. Personal Investigador en Formación como beneciario de una Ayuda de Formación del Profe-sorado Universitario (FPU) otorgada por el Ministerio de Universidades. Graduado en Periodismo (2018) y máster en Investigación sobre Medios de Comunicación, Audiencias y Práctica Profesional en Europa (2019) por la Universidad de Málaga, de cuyo Departamento de Periodismo fue becario de Colaboración y de Iniciación a la Investigación del Plan Propio de la UMA. Es autor de más de 50 trabajos cientícos repartidos entre artículos y capítulos de libros. También ha defendido más de 70 comunicaciones en congresos internacionales. Actualmente participa en un proyecto nacional de I+D+I y forma parte del grupo de investigación GEPYC.Universidad de Málaga, España[email protected]ORCID: 0000-0001-7871-2137

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20 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicación1. IntroducciónLos social media han reemplazado, entre capas cada vez más amplias de la población, a los medios de comunicación tradiciona-les a la hora de suministrar información periodística, y lo han hecho prácticamente en todo el mundo (Newman et al., 2012; Niel-sen & Schrøder, 2014; Bakshy et al., 2015; Gottfried & Shearer, 2017). En el caso de España, el Digital News Report.es (Center for Internet Studies and Digital Life, 2022) recoge que el 23% de la ciudadanía se inclina por las redes sociales para acceder a conte-nidos de actualidad, en detrimento de la prensa en papel, la radio o la televisión, oscilando por franjas de edad entre el público de 18 a 24 años, donde el porcentaje se eleva hasta el 47%, y el mayor de 65, que solo en el 9% de los casos opta por los social media. Los jóvenes son el colectivo que en mayor medida recurre a las redes para informarse (Marchi, 2012; Sveningsson, 2015; Kahne & Bowyer, 2017; Mihailidis & Viotty, 2017; Paskin, 2018), encontrándose cada vez más alejados de los medios tradicionales (Viha-lemm & Kõuts-Klemm, 2017; Bärtl, 2018). El acceso a contenido periodístico convencional, especialmente entre los adolescen-tes, está disminuyendo a gran velocidad (Zhu & Procter, 2015; urman & Fletcher, 2017), al tiempo que los social media se han convertido para ellos en un sustituto de la televisión (Cunningham & Craig, 2017; Himma-Kadakas et al., 2018). La raíz de este recurso masivo a las redes puede encontrarse en el sentimiento tan extendido entre los jóvenes de que los medios de comunica-ción no abordan temas importantes para ellos (Férdeline, 2021), algo que ya apuntaban hace un decenio Casero-Ripollés (2012) Resumen: Desde hace algo más de un lustro, las fake news se han convertido en un fenómeno global que incide de modo determinante en los ujos comunicativos mundiales. Dado que el canal prioritario a través del cual se difunden son las redes sociales, cabe pensar que los jóvenes, principales usuarios de estas aplicaciones, constituyen el colectivo más expuesto a ellas. En este trabajo se analiza, partiendo de un mues-treo representativo de los individuos residentes en España de entre 15 y 24 años (n=1.068), la percepción que los jóvenes tienen de las fake news, atendiendo a la frecuencia con que las reciben, sus temáticas y fuentes más habituales y el modo en que se enfrentan a ellas, teniendo en cuenta cómo inuyen en su recepción factores sociodemográcos como el sexo, la edad, el hábitat, la ideología o el nivel formativo. Entre otras constataciones, los resultados evidencian que cuanto mayor es la edad y el nivel formativo, mayores son las tasas de reconocimien-to y vericación de noticias falsas; que es más habitual contrastar las informaciones entre los individuos que viven en grandes municipios; y que quienes se sitúan a la derecha del espectro ideológico verican con menor frecuencia que el resto de jóvenes. Palabras clave: Jóvenes; España; fake news; redes sociales; ideología.Abstract: Over the last ve years, fake news has become a global phenomenon impacting global information ows. It is reasonable to think that young people are exposed to fake news the most, given that it is mainly disseminated through social media, and they are the main users of these applications. is study analyses young people’s perception of fake news based on a representative sample of residents in Spain aged between 15 and 24 (n=1,068). We consider the frequency they receive fake news, the topics they refer to, the sources, and how they deal with them. We considered how socio-demographic factors such as gender, age, location, political ideology or educational level inuence how they receive fake news. Among other ndings, the results show that the higher the age and educational level, the higher the rates of verication and recognition of fake news. In addition, individuals living in large municipalities and those on the right of the ideological spectrum verify information less frequently and use less reliable sources than other young people.Keywords:Young people; Spain; fake news; social media; ideology.Recibido: 22/07/2022 - Aceptado: 09/12/2022 - En edición: 13/12/2022 - Publicado: 01/01/2023Received: 22/07/2022 - Accepted: 09/12/22 - Early access: 13/12/2022 - Published: 01/01/2023
doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397821y Yuste (2015), quienes además detectaban entre los millenials un desacuerdo profundo con el modo en que aparecen reejados en la prensa.Paralelamente, desde hace algo más de un lustro, las fake news se han convertido en un fenómeno global que incide de forma ostensible en los ujos informativos mundiales, y dado que su principal vía de difusión parecen ser las redes sociales (Blanco et al., 2021), cabe pensar que son los jóvenes el colectivo más expuesto a ellas (Children’s Commissioner, 2017; Anderson & Jiang, 2018; Smith & Anderson, 2018), con las consecuencias que de esto pueden derivarse a medio y largo plazo. En este trabajo, analizamos la percepción que la juventud española tiene de las fake news, atendiendo especialmente al modo en que se enfrenta a ellas y a cómo inuyen en su recepción factores sociodemográcos como el sexo, la edad, el hábitat, la ideología política o el nivel formativo.1.1. Las fake news, un fenómeno en auge en el ecosistema informativo mundialLas fake news representan ya una disfunción informativa universalmente extendida, con consecuencias a veces determinantes en la generación de estados de opinión y en la toma de decisiones colectivas. Hace algo más de un lustro comenzaron a ganar cobertura mediática (Zimdars & McLeod, 2020; Baptista et al., 2021), y su concurso ha quedado demostrado en procesos políticos como la consulta sobre el Brexit de 2016 (Bastos & Mercea, 2017; Grice, 2017; Blanco-Alfonso, 2020), las elecciones presidenciales estadounidenses que ganó el líder republicado Donald Trump (Allcott & Gentzkow, 2017; Bakir & McStay, 2018; Bovet & Makse, 2019; Magallón, 2019a), el referéndum de Cataluña del 1-O de 2017 (Alandete, 2019), las presidenciales brasileñas de 2018 que entronizaron a Jair Bolsonaro (Oliveira & Rossi, 2018) o los dos comicios generales celebrados en España en 2019 (Magallón, 2019b), entre otros acontecimientos de relevancia.Desde 2016, los efectos de las fake news se han dejado sentir también en áreas como la educación, la economía, la ciencia y, muy especialmente, la medicina –en este caso, al hilo de la crisis sanitaria mundial derivada de la pandemia del coronavirus SARS–Cov-2– (Brennen et al., 2020; Masip et al., 2020; Paniagua et al., 2020; Sánchez-García, 2021; Franceschi & Pareschi, 2022; Ho, Goh & Leun, 2022).En la literatura cientíca aún existe cierta disparidad de criterios en cuanto a los límites del fenómeno (Kapantai et al., 2020; Baptista & Gradim, 2022; García-Marín & Salvat-Martinrey, 2022): nos hallamos, según Tandoc et al. (2021: 111), ante un término “complejo y algo controvertido debido a la amplia variedad de formas en que se utiliza”. Aunque no existe consenso en cuanto a su denición, podemos entender las fake news como aquellos mensajes aparentemente producidos por medios de comunica-ción que se crean y difunden para generar daño, confundir y tergiversar (Wardle & Derakhshan, 2017). Los códigos de naturaleza periodística en que suelen apoyarse (Lazer et al., 2018; Canavilhas, Colussi & Moura, 2019; Blanco-Al-fonso, 2020; Tandoc et al., 2019; Baptista et al., 2021; Tandoc et al., 2021) dotan a estos mensajes de una enorme verosimilitud y dicultan su detección, propiciando en muchos casos una propagación más rápida y amplia que si se tratara de informaciones veraces (Vosoughi et al., 2018). Así se puede inferir de diversos estudios en los que se alerta sobre la multiplicidad de vías a través de las cuales se diseminan de manera simultánea las noticias falsas (Salaverría et al., 2020; López-Martín et al., 2021; Tandoc et al., 2021; Imaduwage et al., 2022; Raponi et al., 2022).
22 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónEl inujo de las fake news puede resultar poderoso; como advierte Bastick (2021: 1), pese a que los efectos de la desinformación son “pequeños a nivel individual”, la suma de estos puede resultar “suciente como para producir resultados a gran escala”. De ahí que los principales social media hayan implantado en los últimos tiempos ltros de vericación de las informaciones con los que pretenden depurar el inmenso ujo de contenidos que circula por ellos. Su ecacia, no obstante, se ha revelado hasta ahora muy limitada, y es que en el proceso de difusión de las noticias falsas desempeña un papel fundamental el factor psicológico, cuyo alcance es difícil de determinar tanto para los productores de bulos como para las instituciones o entidades que intentan paliar sus efectos. Como deenden Gorman y Gorman (2016) y Kappes et al. (2020), existe entre las audiencias cierta predisposición a considerar verdaderos solo aquellos mensajes que desean creer, principalmente los que son anes a su ideología. En el mismo sentido, Baptista et al. (2021: 25) explican que el grueso de la población tiende “a buscar contenido informativo compatible con su visión del mundo (opinión, valores o creencias), aunque sea falso”.Atendiendo a Allcot y Gentzkow (2017), se podrían señalar dos motivos principales a los que obedece la producción de fake news: por una parte, el factor económico, ya que las noticias falsas que se viralizan logran elevados benecios publicitarios cada vez que se visitan las páginas web matrices; y por otra, el ideológico, cuando los bulos pretenden desacreditar a políticos o instituciones de signo opuesto al de la entidad generadora del mensaje (Del Fresno-García, 2019). Gómez-Calderón et al. (2020) añaden una tercera razón, el motor estratégico, en referencia a las noticias falsas producidas por instituciones o países con el propósito de reforzar su posición o debilitar la de sus oponentes.En línea con su pujanza generalizada y los serios desafíos que plantean, las fake news han devenido una de las áreas de inves-tigación que mayor atención suscita entre los académicos (García-Galera, Blanco-Alfonso & Tejedor, 2019; García-Marín & Sal-vat-Martinrey, 2022). Así lo reeja el amplio repertorio de trabajos centrados, entre otros aspectos, en la tipología de las noticias falsas (García-Galera, Del-Hoyo-Hurtado & Blanco-Alfonso, 2020), la caracterización y análisis de bulos vinculados con estudios de casos (Brennen et al., 2020; Salaverría et al., 2020; López-Martín et al., 2021), la difusión de contenidos informativos fraudulen-tos (Vosoughi et al., 2018), los sesgos cognitivos en la recepción de fake news (Schwarz & Jalbert, 2021; Newman & Zhang, 2021; Van-der-Linden & Roozenbeek, 2021), las opciones para neutralizar sus potenciales efectos adversos (Bosworth, 2019; Fletcher et al., 2020; Vraga et al., 2020; García-Marín & Salvat-Martinrey, 2022) o la importancia de las plataformas de vericación y el perio-dismo colaborativo a la hora de paliar el inujo de la desinformación (Magallón, 2018; Pérez-Curiel & Velasco, 2020; López-Mar-tín & Córdoba-Cabús, 2021), entre otros aspectos.Sobre la capacidad de la ciudadanía para identicar las noticias falsas es difícil pronunciarse con rotundidad, toda vez que se encuentra condicionada en gran medida por la tendencia de los individuos a sobreestimar su perspicacia ante los contenidos engañosos, lo que se conoce como efecto Dunning-Kruger (Gómez-Calderón et al., 2020). También la edad y la aliación política parecen inuir en el modo en que se interpretan las fake news y la reacción que estas provocan: así, de acuerdo con Guess et al. (2019), los usuarios identicados como conservadores o de extrema derecha y aquellos que superan los 65 años tienden más a compartir este tipo de contenidos a través de sus redes sociales (Guess et al., 2019).En cualquier caso, según el “Eurobarómetro Standard 96. Opinión pública en la Unión Europea” (Comisión Europea, 2022), mientras que el 70% de los habitantes de la UE asegura encontrar de manera frecuente en Internet informaciones falsas, única-mente el 62% se siente preparado para detectarlas (en España, los registros son aún menos alentadores, 81 y 54%, respectivamen-
doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397823te). Nos encontramos, por tanto, ante un desafío colectivo de notable envergadura, al que solo puede hacerse frente a través de una labor sostenida de alfabetización mediática, la mejor herramienta para formar a ciudadanos críticos ante los mensajes de los medios de comunicación (Caldeiro & Aguaded, 2015). En este sentido, resultan muy oportunas las iniciativas que, en el ámbito de la enseñanza tanto secundaria como universitaria, se están llevando a cabo a escala nacional e internacional (cf. Auberry, 2018; Musgrove et al., 2018; Ranieri, 2018; Kaufman, 2019; Cebrián, 2019; y Valverde et al., 2022).1.2. Los jóvenes ante las fake newsEl hecho de que las redes sean un cauce natural de socialización y conocimiento del entorno para los jóvenes, hace de ellos agen-tes privilegiados –siquiera de modo involuntario– en la propagación de fake news. De hecho, como apunta el Incibe (2019), si un contenido atrae su atención, no dudan en compartirlo, a veces de forma masiva, sin detenerse a valorar si la información es able, y aun sabiendo a veces que no lo es. Para los jóvenes constituyen mensajes altamente persuasivos, como demuestran Wineburg et al. (2016), quienes, a partir de entrevistas a universitarios de Stanford, llegan a la conclusión de que la mayoría muestra más conanza en fuentes y contenidos falsos que en noticias procedentes de medios de comunicación convencionales. Según numerosos autores (Hargittai et al., 2010; Wineburg & McGrew, 2016; McGrew et al., 2017; McGrew et al., 2018), la condi-ción de nativos digitales de los jóvenes no garantiza su capacidad para identicar contenidos informativos fraudulentos, y hay experimentos que lo constatan: así, Leeder (2019), trabajando con una muestra de estudiantes de entre 19 y 24 años que debían localizar fake news entre un conjunto de textos –todos online– que incluían también contenido verídico, demostró lo complica-da que resulta su detección: la tasa de respuestas erróneas fue de un 40%. Para este autor, los hábitos que ayudan a identicar correctamente las noticias falsas son el tiempo empleado en evaluarlas, el análisis de las webs o cuentas en las que aparecen y el contraste de las informaciones con fuentes alternativas, algo que con frecuencia no se practica. En el último lustro se ha analizado profusamente la percepción que el colectivo juvenil tiene de las fake news, aunque trabajando en muchos casos con muestras sesgadas, conformadas exclusivamente por alumnado universitario, que puede considerarse a priori más preparado para identicar y desestimar bulos (Herrero et al., 2019). De hecho, en promedio, García, Sanjuán y Maza (2021) calculan que el 53,9% de los universitarios tienen una capacidad media o alta para detectar los contenidos fraudulentos. La brecha con los estudiantes de enseñanza obligatoria, según se desprende de los test de credibilidad a los que se ha sometido al colectivo, sería muy acusada: en este segmento, rara vez se duda de las fake news (cf. Leu et al., 2007; Loos et al., 2018; Pilgrim et al., 2019; Dumitru, 2020).En el caso de España, donde por lo general se trabaja con muestras de conveniencia escasamente representativas, las proporcio-nes de reconocimiento de fake news varían. Martín-Herrera y Mocaletto (2021) obtienen que el 73,7% de los jóvenes se considera bastante preparado para detectar este tipo de contenidos, mientras que Mendiguren et al. (2020) elevan la proporción hasta el 80% (en ambos casos, los encuestados son alumnos universitarios). Otros estudios igualmente recientes (Pérez et al., 2021; Pérez et al., 2021; Pérez y Pedrero, 2021; De Vicente et al., 2021) obtienen sin embargo tasas de identicación de fake news sensible-mente inferiores, de entre el 57 y el 59%. Las fuentes de los bulos para los jóvenes españoles están claras: se trata principalmente de WhatsApp y Facebook, y en menor medida, Twitter e Instagram; es decir, solo redes sociales (cf. Pérez et al., 2021; Resende et al., 2019; Herrero et al., 2020; Mendi-
24 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónguren et al., 2020). Y por lo que respecta a las temáticas más frecuentes de las fake news recibidas, la política monopoliza buena parte de estos contenidos, aunque se alterna con informaciones paródicas y supuestas noticias relacionadas con sucesos, cultura y sanidad (Pérez & Pedrero, 2021; Tejedor et al., 2021)1.Algunos trabajos indagan en los motivos que llevan a los jóvenes a detectar las fake news; entre ellos guran la alarma social que generan, el atractivo de sus titulares, lo sorprendente del contenido, el medio del que proceden o, con frecuencia, la falta de lógica de lo narrado (De Vicente et al., 2021; Tejedor et al., 2021).Finalmente, una vez detectado el contenido fraudulento, el comportamiento de los jóvenes pasa por desecharlo, compartirlo y, dependiendo de los casos, vericarlo. Pero esta última opción, que sin duda es la óptima, no se encuentra tan extendida como sería deseable. Hasta donde sabemos, el uso de servicios de fact-checking es aún incipiente: en España, por ejemplo, el 61,1% de la juventud los desconoce, y el resto los ha utilizado solo alguna vez (Pérez & Pedrero, 2021). También en De Vicente et al. (2021) no llega al 40% la tasa de encuestados que arma vericar por defecto las posibles fake news. Por el contrario, Catalina et al. (2017), Catalina et al. (2019) y Gómez-Calderón et al. (2020) obtienen que, entre los usuarios menores de 24 años, la vericación de noticias de dudosa credibilidad está casi tan extendida como su recepción (90% de incidencias). Como en lo concerniente a la habilidad para detectar fake news, aquí la disparidad de las muestras con las que se trabaja explicaría la escasa concordancia entre unos resultados y otros.2. MétodoTomando como punto de partida la revisión de la literatura, este estudio se diseñó con el propósito fundamental de determinar el impacto de las fake news entre los jóvenes españoles de entre 15 y 24 años, de acuerdo con su propia percepción. Como objetivos subsidiarios de la investigación, los autores se plantearon conocer la frecuencia de recepción de noticias falsas a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea (O1), identicar su procedencia más habitual (O2) y analizar las reacciones de los jóvenes ante las informaciones de dudosa abilidad, en qué medida recurren a fuentes alternativas para contrastar los datos y cuál es la naturaleza de las entidades a las que acuden para vericar los contenidos (O3). Y todo ello atendiendo a las caracterís-ticas sociodemográcas de los encuestados, para detectar eventuales divergencias signicativas en los registros asociados a ellas. En última instancia, se pretendía identicar factores que incidan en el modo en que la audiencia juvenil percibe las informa-ciones fraudulentas y en cómo reacciona ante ellas, como base para el establecimiento de estrategias de desactivación ecaces.Para alcanzar los objetivos propuestos, se consideró oportuno aplicar la técnica del cuestionario, tomando como universo la po-blación española de entre 15 y 24 años, que sumaba 4.831.504 personas a 1 de enero de 2021 (INE, 2021). Se partió de un muestreo nacional, proporcional a los estratos de la población objeto de estudio, y se aplicaron coecientes de ponderación estimados al no ser posible alcanzar cuotas satisfactorias por sexo, edad y provincia. El nivel de conanza se jó en el 95%, con un límite de 1.066 encuestas (se consiguieron 1.068, un 100,1% del total) y un margen de error de +/3%. 1 En otros países, junto a la política guran cuestiones como el deporte (caso de Portugal; cf. Figueira & Santos, 2019; Sobral & De Morais, 2020) o la violencia (Colombia: Carballo & Mallorquín, 2020).
doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397825La muestra inicial, a la que se le aplicaron los coecientes de ponderación, la conformaron un 52,2% de mujeres y un 47,8% de hombres, con una media de edad situada en los 21,8 años (ME=22; DT=2,05), agrupándose en intervalos de entre 15 y 19 años (14,3%) y entre 20 y 24 (85,7%). El grueso poseía estudios de segundo grado, correspondientes a los niveles superiores de la ESO (3º y 4º), Bachillerato o FP superior (50,2%). En la tabla 1 se recoge la distribución de la muestra en cuanto a sexo, nivel educativo y comunidad autónoma.Tabla 1. Distribución de la muestraNivel de estudiosTotalHombresMujeresSin estudios20,7%1,0%0,5%Primer Grado 0,7%0,6%0,7%Segundo Grado. 1er Ciclo 3,5%4,5%2,5%Segundo Grado. 2º Ciclo 50,2%51,5%49,0%Tercer Grado. 1er Ciclo 12,6%15,3%10,2%Tercer Grado. 2º Ciclo23,9%20,9%26,6%Tercer Grado (Máster)7,9%5,9%9,7%Tercer Grado (Doctorado)0,6%0,4%0,7%ProvinciasAndalucía18,4%9,7%8,6%Aragón3,1%1,3%1,8%Asturias, Principado de 2,2%0,7%1,5%Baleares, Illes1,9%0,7%1,2%Canarias 4,1%2,3%1,8%Cantabria1,2%0,5%0,7%Castilla y León5,1%2,2%3,0%2 La correspondencia de los niveles educativos es la siguiente: Sin estudios = no ha nalizado la educación primaria; Primer Grado = educación primaria completada; Segundo Grado 1er Ciclo = 1º y 2º ESO; Segundo Grado 2º Ciclo = ESO completada, FP grado medio o Bachillerato; Tercer Grado 1er Ciclo = ingeniería técnica, título de escuela superior o FP Grado Superior; Tercer Grado 2º Ciclo = licenciatura, grado o ingeniería superior.
26 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónCastilla – La Mancha4,1%2,0%2,2%Cataluña16,4%7,9%8,5%Comunitat Valenciana10,8%5,1%5,6%Extremadura2,5%1,1%1,4%Galicia5,7%2,4%3,3%Madrid, Comunidad de14,3%7,5%6,8%Murcia, Región de3,5%1,7%1,8%Navarra, Comunidad Foral de1,6%0,9%0,7%País Vasco4,1%1,4%2,7%Rioja, La0,7%0,2%0,5%Ceuta0,1%0,1%-Melilla0,2%0,1%0,1%Fuente: elaboración propiaEl cuestionario constaba de diez preguntas, de respuesta única y múltiple, y se suministró vía online por una empresa demoscó-pica contratada al efecto entre el 27 de octubre y el 6 de noviembre de 2021. Se llevó a cabo mediante un sistema de distribución aleatorio entre personas pertenecientes a un panel de investigación, con perles y características previamente denidas. Para los análisis descriptivos e inferenciales se trabajó con el software estadístico SPSS (V25.0), que permitió, a partir de la matriz de datos generada con los registros obtenidos, comprobar la asociación entre las variables dependientes e independientes del estudio3. Se calculó el estadístico de contraste chi-cuadrado de Pearson (X2) para decidir si las variables eran estadísticamente independientes o existía relación entre ellas, aplicando la corrección de continuidad de Yates (X2y) en caso de tener un grado de libertad. Posteriormente, con objeto de obtener un registro pormenorizado de las asociaciones, se analizaron los residuos tipi-cados corregidos (cuando chi-cuadrado resultaba signicativo). Este análisis permitió concretar la dirección de la asociación y detectar qué valores contribuirían en mayor medida al valor del estadístico. Por último, se evaluó la intensidad o magnitud de la relación (Tamaño del Efecto, TE), seleccionando el estadístico adecuado en función del nivel de medida de las variables –nomi-nales, ordinales, métricas o de intervalo–.
doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978273. ResultadosA continuación, se describen los hallazgos obtenidos, haciendo hincapié en las relaciones identicadas entre las variables de-pendientes e independientes del estudio, que en numerosos casos se han revelado signicativas.3.1. Frecuencia de recepción de fake news y temática más habitualLos datos reejan que los adolescentes y los jóvenes españoles de entre 15 y 24 años creen recibir frecuentemente noticias falsas a través de las redes sociales en las que poseen cuenta (tabla 2). Solo el 6,6% de los encuestados maniesta no estar expuesto a este tipo de contenidos; frente a ello, la inmensa mayoría (93,4%) asegura que le llega, como mínimo, varias veces al mes, y en casi la mitad de los casos (46,7%), semanalmente.Tabla 2. Frecuencia de recepción de noticias falsasFrecuenciaPorcentajeVarias veces al día716,6%Todos los días15014,0%Varias veces a la semana26424,7%Alguna vez a la semana35222,0%Varias veces al mes22621,2%Nunca12211,4%Total1.068100,0%Media = 3,71; Desviación estándar = 1,41Fuente: elaboración propiaDe acuerdo con el test de independencia chi-cuadrado, tanto el nivel formativo (TE=0,226) como la edad de los encuestados (TE=0,105) parecen inuir en la frecuencia con que se recibe contenido informativo fraudulento. En este sentido, se podría ar-mar que los jóvenes con estudios medios o superiores [χ2 (35, N=1.068) = 54,693, p<0,05] y los situados en la horquilla que va de 14 a 19 años [χ2 (5, N=1.068) = 11,738, p<0,05] son los más expuestos a noticias falsas –siempre según su propia percepción–.Las fake news que reciben los encuestados están relacionadas, principalmente, con asuntos políticos (29,6%). A estas les siguen informaciones sobre la actividad de personajes de la vida pública (20,6%), sucesos (16,7%), salud (11,8%), economía (7,4%), de-portes (5,1%), videojuegos (4,4%), cultura (4,2%) y otros (0,1%). El estadístico de contraste chi-cuadrado revela la asociación signicativa entre la temática de las noticias falsas y el sexo de los encuestados (TE=0,268), y una vez analizados los residuos tipicados corregidos se obtiene que, salvo en economía y salud, las
28 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónproporciones son divergentes [χ2 (8, N=946) = 67,712, p<0,05]: los hombres recibirían más contenido político (33,1%), deportivo (8,3%) y sobre videojuegos (7,4%), y las mujeres, más sobre sociedad (26,7%), sucesos (19,4%) y cultura (5,6%) (tabla 3).Tabla 3. Temas de las fake news en función del sexo de los encuestados DeportesSociedadPolíticaEconomíaCulturaSucesosSaludVideoj.OtrosTotalHombre8,3%13,9%33,1%8,1%2,7%13,6%13,0%7,4%0,0%100%Mujer2,2%26,7%26,5%6,8%5,6%19,4%10,8%1,8%0,2%100%χ2 (8, N=946) = 67,712, p<0,05Fuente: elaboración propia3.2. Fuentes originarias de las fake newsLa juventud española de entre 15 y 24 años arma recibir fake news principalmente a través de redes sociales como WhatsApp (25,9%) y Twitter (21,6%), aunque también de medios de comunicación generalistas (19,9%). En menor medida, este contenido emana de youtubers o inuencers a los que se sigue (10,7%), otras redes sociales distintas a las ya mencionadas como Instagram o Facebook (9,6%), familiares y amigos (6,1%) y vídeos en la red (5,5%). La prueba chi-cuadrado evidencia la dependencia signicativa entre la fuente originaria de la información falsa y el nivel forma-tivo (TE=0,249), el posicionamiento ideológico (TE=0,157) y el sexo (TE= 0,137). En lo referente a la formación de los encuestados (tabla 4), los individuos con estudios de primer grado perciben más fake news en los medios generalistas (50% de respuestas), mientras que aquellos que se encuentran matriculados en un programa de doctorado arman que este tipo de contenido se ori-gina, sobre todo, en redes sociales (60%).Tabla 4. Fuente originaria de fake news en relación con el nivel de estudios de los encuestados MediosWhatsAppTwitterYouTubeYoutubers/inuencersFamiliares y amigosOtra red socialTotalSin estudios0,0%50,0%0,0%50,0%0,0%0,0%0,0%100%Primer Grado 50,0%33,3%0,0%0,0%16,7%0,0%0,0%100%Segundo Grado. 1er Ciclo 18,5%18,5%11,1%14,8%18,5%0,0%18,5%100%Segundo Grado. 2º Ciclo 19,9%25,4%21,4%5,5%11,9%5,5%10,4%100%Tercer Grado. 1er Ciclo 19,5%22,0%22,0%7,6%10,2%11,0%7,6%100%
doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397829Tercer Grado. 2º Ciclo19,1%28,0%24,2%3,8%8,9%7,6%8,5%100%Tercer Grado (Máster)20,5%29,5%21,8%2,6%7,7%10,3%7,7%100%Tercer Grado (Doctorado)40,0%20,0%0,0%0,0%0,0%0,0%40,0%100%χ2 (42, N=946) = 58,596, p<0,05Fuente: elaboración propiaLos datos corroboran las diferencias en la identicación de la fuente originaria de noticias falsas entre los jóvenes que se posi-cionan ideológicamente y los que no comparten una ideología concreta o no muestran interés por la política [χ2 (6, N=946) = 23,257, p<0,05]. En este sentido, aquellos que se identican con unas ideas especícas parece que reciben más fake news de los medios de comunicación (20,9%), mientras que a los “apolíticos” les llegarían en mayor medida a través de redes sociales como Instagram o Facebook (21,6%).Las principales divergencias por sexos (tabla 5) radican en la recepción de contenido informativo engañoso a través de Twitter, youtubers y otras redes sociales [χ2 (6, N=946) = 17,881, p<0,05]: aparentemente, las mujeres reciben más fake news de inuencers (12,6%) y otros social media (11,8%), en tanto que los hombres identican en más ocasiones a Twitter como fuente de desinfor-mación (25,7%).Tabla 5. Fuente originaria de las noticias falsas en relación con el sexo de los encuestados MediosWhatsAppTwitterYouTubeYoutubers/inuencersFamiliares y amigosOtra red socialTotalHombre20,6%25,7%25,7%6,3%8,5%6,0%7,2%100%Mujer19,2%26,1%17,8%4,8%12,6%7,6%11,8%100%χ2 (6, N=946) = 17,881, p<0,05Fuente: elaboración propia3.3. Vericación de las fake newsGran parte de los jóvenes españoles de entre 15 y 24 años asegura contrastar las noticias recibidas a través de las redes sociales si sospecha de su abilidad (79,6%). En el 35,4% de los casos las corrobora “a veces”, “habitualmente” en el 26,6% y “siempre” en el 17,6%. En el polo opuesto se encuentran aquellos que no recurren a ningún tipo de vericación (20,4%): el 14% arma que lo hace “rara vez”, mientras el 6,4% no la practica nunca.
30 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónEn este punto inciden de modo signicativo el posicionamiento ideológico (TE=0,314), el nivel formativo (0,294), el hábitat en que se reside (TE=0,169) y la edad (TE=0,131). Los datos ponen de maniesto que los individuos escorados hacia la derecha o la extrema derecha contrastan la información solo esporádicamente. Por su parte, entre los encuestados con ideología de izquier-das se da la actitud opuesta, destacando por vericar posibles fake news habitualmente o siempre (tabla 6).Tabla 6. Frecuencia de contraste de la información según el posicionamiento ideológico de los encuestados NuncaRara vezA vecesHabitualmenteSiempreTotal0 (extrema izquierda) 12,9%6,5%32,3%22,6%25,8%100%1 0,0%2,9%32,4%29,4%35,3%100%2 3,2%6,4%31,2%36,0%23,2%100%3 3,4%14,1%30,2%34,9%17,4%100%4 6,0%11,9%40,5%26,2%15,5%100%5 4,2%18,3%38,7%21,8%16,9%100%62,7%12,2%47,3%18,9%18,9%100%73,1%20,0%41,5%24,6%10,8%100%87,0%17,5%35,1%29,8%10,5%100%98,3%0,0%66,7%16,7%8,3%100%10 (extrema derecha)12,5%13,6%36,2%28,0%17,7%100%χ2 (40, N=789) = 77,753, p<0,05Fuente: elaboración propiaAsimismo, el estadístico de contraste chi-cuadrado y el análisis de residuos tipicados corregidos revelan que cuanto mayor es el nivel formativo, más frecuentemente se contrastan las informaciones sospechosas (tabla 7). Esta evidencia se refuerza a través de combinaciones signicativas como carecer de estudios y no vericar nunca, y estar matriculado en un programa de doctorado y vericar siempre. Del mismo modo, la edad incide en la frecuencia de contraste [χ2 (4, N=1.068) = 18,623, p<0,05]; así, el grueso de jóvenes de entre 20 y 24 años verica con mayor asiduidad las informaciones que los situados entre 15 y 19.
doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397831Tabla 7. Frecuencia de contraste de la información según el nivel formativo de los encuestados NuncaRara vezA vecesHabitualmenteSiempreTotalSin estudios 37,5%25,0%12,5%12,5%12,5%100%Primer Grado 42,9%0,0%57,1%0,0%0,0%100%Segundo Grado. 1er Ciclo 27,0%10,8%35,1%16,2%10,8%100%Segundo Grado. 2º Ciclo 6,3%16,6%36,6%24,1%16,4%100%Tercer Grado. 1er Ciclo 5,9%9,6%30,4%33,3%20,7%100%Tercer Grado. 2º Ciclo2,4%12,5%38,0%29,4%17,6%100%Tercer Grado (Máster)4,8%9,5%31,0%32,1%22,6%100%Tercer Grado (Doctorado)0,0%33,3%0,0%16,7%50,0%100%χ2 (28, N=1.068) = 92,549, p<0,05Fuente: elaboración propiaAlgo similar ocurre con el hábitat de los encuestados (tabla 8). Los individuos que residen en municipios más poblados suelen recurrir con frecuencia a fuentes alternativas si sospechan de la veracidad de una noticia; de hecho, el 24,5% de los jóvenes de entre 15 y 24 años que reside en ciudades de más de 100.000 habitantes asegura vericar “siempre” el contenido poco able. Este porcentaje se reduce al 11,9% en poblaciones de menos de 10.000 habitantes.Tabla 8. Frecuencia de contraste de la información según el tamaño del hábitat en el que residen los entrevistados NuncaRara vezA vecesHabitualmenteSiempreTotalMenos de 10.000 hab.8,2%19,4%40,3%20,1%11,9%100%10.001-20.000 hab.6,6%16,8%39,8%21,3%15,6%100%20.001-50.000 hab.5,7%12,0%34,7%31,0%16,7%100%50.001-100.000 hab.5,6%14,0%29,8%32,6%18,0%100%
32 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónMás de 100.000 hab.6,6%10,4%33,0%25,5%24,5%100%χ2 (16, N=1.068) = 30,608, p<0,05Fuente: elaboración propia3.4. Fuentes empleadas para vericar las fake newsLas webs especializadas son el recurso más utilizado para contrastar las informaciones que los jóvenes consideran poco ables (60,3% de incidencias). En menor medida se acude a medios de comunicación generalistas (25,6%), familiares y amigos (7,5%) y youtubers o inuencers (6,6%).El test chi-cuadrado indica que en esta variable intervienen de modo signicativo el nivel formativo de los individuos (TE=0,277), la ideología (TE=0,255) y el sexo (TE=0,109). Como se plasma en la tabla 9, los entrevistados que carecen de estudios o se en-cuentran cursando ciclos iniciales acuden con asiduidad a youtubers e inuencers y a familiares y amigos para comprobar las informaciones, mientras que aquellos que se encuentran en niveles educativos superiores –Bachillerato, grado, máster y docto-rado– preeren visitar páginas web especializadas.Tabla 9. Fuentes de contraste de la información en función del nivel educativo de los encuestados Medios de comunicaciónWebs especializadasYoutubers o inuencersFamiliares o amigosTotalSin estudios 20,0%0,0%40,0%40,0%100%Primer Grado 0,0%25,0%75,0%0,0%100%Segundo Grado. 1er Ciclo 29,6%44,4%14,8%11,1%100%Segundo Grado. 2º Ciclo 25,3%61,2%5,6%8,0%100%Tercer Grado. 1er Ciclo 18,1%64,6%11,0%6,3%100%Tercer Grado. 2º Ciclo28,5%62,2%3,2%6,0%100%Tercer Grado (Máster)31,1%53,8%6,3%8,8%100%Tercer Grado (Doctorado)16,7%50,0%33,3%0,0%100%χ2 (3, N=1000) = 11,963, p<0,05Fuente: elaboración propia
doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397833Por otro lado, el posicionamiento ideológico de los encuestados parece incidir en la vía mediante la cual se contrastan las noti-cias [χ2 (30, N=754) = 49,030, p<0,05]. Así, pese a detectar numerosas diferencias entre grupos, el análisis de residuos tipicados corregidos refuerza la asociación entre individuos que se consideran de derechas y la vericación de contenido sospechoso a través de familiares y amigos. El sexo también parece condicionar esta variable (tabla 10). La asiduidad con la que hombres y mujeres acuden a youtubers y a familiares y amigos para vericar posibles fake news diere signicativamente, siendo estas dos vías más habituales entre los jóvenes de género masculino.Tabla 10. Fuentes de contraste de la información en función del sexo de los encuestados Medios de comunicaciónWebs especializadasYoutubers o inuencersFamiliares o amigosTotalHombre23,8%58,1%8,7%9,4%100%Mujer27,2%62,3%4,7%5,8%100%χ2 (3, N=1000) = 11,963, p<0,05Fuente: elaboración propia3.5. Capacidad para reconocer fake newsFinalmente, los jóvenes españoles se consideran en general capacitados para detectar noticias falsas (tabla 11). En una escala del 1 al 5, siendo 1 “mínima capacidad” y 5 “máxima capacidad”, solo el 10,6% de los entrevistados escoge las puntuaciones inferio-res (valores 1 y 2). En cambio, el 46,4% considera que dispone de habilidades más que sucientes en este terreno (valores 4 y 5).Tabla 11. Capacidad de los encuestados para identicar fake news FrecuenciaPorcentaje1 (mínima capacidad)282,6%2 (capacidad baja)858,0%3 (capacidad media)46043,1%4 (capacidad alta)39737,2%5 (máxima capacidad)989,2%Total1.068100,0%Media = 3,42; Desviación estándar = 0,863Fuente: elaboración propia
34 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónLos resultados del estadístico de contraste chi-cuadrado evidencian asociaciones entre la capacidad para percibir contenido engañoso y la ideología (TE=0,277) y el sexo (TE=0,168) de los encuestados. El examen de residuos tipicados corregidos arroja que la fuerza de la asociación viene determinada por los jóvenes con un posicionamiento claro de extrema derecha y su consi-deración de estar altamente capacitados para la detección de bulos [χ2 (40, N=789) = 60,330, p<0,05]. Del análisis se desprende también que el segmento masculino de la población valora más positivamente su perspicacia frente a las fake news que el feme-nino [χ2 (4, N=1.068) = 29,968, p<0,05], ya que el 54% de los hombres se considera “altamente capacitado” para identicarlas, por solo un 39,4% de las mujeres. 4. Discusión y conclusionesLas fake news, caben pocas dudas, constituyen un ingrediente clave –desapercibido, indeseado, pero ubicuo– de la dieta me-diática de la mayor parte de la población. En esta investigación, a partir de una muestra amplia y representativa, los autores han tratado de obtener una radiografía lo más certera posible de la percepción que los adolescentes y los jóvenes españoles tienen de su exposición a las noticias falsas.Con respecto a la frecuencia con que las reciben a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea (O1), esta parece particularmente elevada. La información engañosa alcanzaría a la casi totalidad de los encuestados (93,4%) al menos una vez al mes, y a dos tercios con periodicidad semanal. Por consiguiente, nos encontramos ante un fenómeno que se percibe como generalizado.La incidencia diere en función de algunas variables independientes: así, los resultados desvelan que, a mayor nivel formativo, mayor frecuencia de recepción de noticias falsas. Quizás esto se deba a que quienes cuentan con las herramientas cognitivas adecuadas, cuestionan la veracidad de los mensajes en mayor medida que aquellos que disponen de menor bagaje formativo, de modo que son más conscientes de estar siendo desinformados. En segundo lugar, se pretendía identicar las temáticas predominantes de los bulos que reciben los jóvenes españoles, así como su origen (O2). Política y sociedad –o mejor dicho, información sobre personajes de la vida social–, por este orden, parecen ser las dos áreas principales sobre las que se articulan estos contenidos. Ello concuerda con Vosoughi et al. (2018), Catalina et al. (2019), Mendiguren et al. (2020), Pérez y Pedrero (2021) y Tejedor et al. (2021), para quienes el asunto más frecuente de los contenidos fraudulentos que circulan por Internet, a holgada distancia del resto de cuestiones, es la política.En este aspecto, el análisis de las variables independientes revela diferencias en función del sexo de los encuestados: hay mate-rias con mayor incidencia entre el colectivo femenino (sociedad y, en menor medida, sucesos y cultura), y otras cuyo impacto es más elevado entre el público masculino (en especial, política, y de forma más discreta, deportes y videojuegos).Las redes sociales WhatsApp y Twitter son identicadas como fuente principal de noticias falsas por un sector importante de la juventud española, lo cual concuerda parcialmente con los resultados obtenidos por Resende et al. (2019), Herrero et al. (2020), Mendiguren et al. (2020) y Pérez et al. (2021), que situaban a Facebook como segundo canal más habitual de propagación de fake news. A las redes les siguen muy de cerca los medios de comunicación, lo cual se explica probablemente por la erosión de la credibilidad de los diarios y las cadenas tradicionales, cuyo contenido genera cada vez más desconanza entre el público posmilénico.
doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397835Finalmente, se planteó caracterizar el comportamiento de los jóvenes ante las informaciones falsas (O3). Al igual que demos-traron Catalina et al. (2017) y Catalina et al. (2019), la vericación de noticias poco ables en este segmento poblacional parece casi tan generalizada como su recepción, ya que alcanza al 80% de la muestra, y se da sobre todo entre quienes tienen más edad y mayor nivel educativo y residen en zonas muy pobladas, algo que se antoja lógico. También la ideología se revela como una variable signicativa aquí: los individuos que se declaran de derechas verican con menor frecuencia que los ubicados en el centro-izquierda y la izquierda. La tasa global obtenida en este punto concuerda con las de Mendiguren et al. (2020) y Martín-Herrera y Mocaletto (2021), no así con las de Pérez et al. (2021), Pérez et al. (2021), Pérez y Pedrero (2021) y De Vicente et al. (2021); pero en la medida en que nues-tra investigación se apoya en una encuesta nacional aplicada a una muestra representativa de la población joven, parece lógico que existan divergencias respecto de los resultados obtenidos por estudios que trabajan con un número reducido de individuos.Las webs especializadas y los medios de comunicación convencionales son las entidades a las que se recurre con mayor asidui-dad para contrastar los contenidos sospechosos. De nuevo se detectan en este apartado divergencias dependiendo del nivel edu-cativo: así, los jóvenes con menos estudios se decantan por inuencers y familiares y amigos como fuente de contraste, mientras que los individuos más formados consultan de modo preferente las páginas especializadas. Las mismas vías de vericación que podemos considerar no profesionales (youtubers y entorno personal) resultan más frecuentes también entre hombres que entre mujeres, y entre aquellos que se sitúan a la derecha del espectro ideológico que entre quienes se identican con el centro-izquier-da o la izquierda.Para terminar, a los autores no se nos oculta que una indagación eminentemente cuantitativa como la aquí presentada deja as-pectos clave sin cubrir. Por ello, de cara a futuras investigaciones, convendría profundizar en los mecanismos psicológicos que las fake news activan en los jóvenes, en los rasgos que permiten detectarlas y en las habilidades necesarias para reconocerlas y descartarlas. En este sentido, anular la capacidad persuasiva de la información fraudulenta y estrangular su difusión masiva pasa por fomentar –y así lo entiende la casi totalidad de profesionales y académicos que han abordado este asunto– la alfabetización mediática de la población. Se trata de la única vía para evitar que las fake news sigan contaminando el debate público y degraden, quizá de modo irreversible, el andamiaje de nuestras democracias.5. AgradecimientosArtículo traducido al inglés por Sophie Phillips, a quien agradecemos su trabajo.Investigación desarrollada en el marco del Proyecto Nacional de I+D PID2019-106932RB-I00, “El uso informativo de las redes sociales por parte de los jóvenes españoles: consumo incidental de noticias, condicionantes tecnológicos y credibilidad de los contenidos periodísticos”, nanciado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.
36 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicación6. Contribuciones especícas de cada autor/aNombre y apellidosConcepción y diseño del trabajoBernardo Gómez CalderónMetodologíaAlba Córdoba CabúsRecogida y análisis de datosAlba Córdoba Cabús y Álvaro López MartínDiscusión y conclusionesBernardo Gómez CalderónRedacción, formato, revisión y aprobación de versionesBernardo Gómez Calderón y Álvaro López Martín7. Referencias bibliográcasAlandete, D. (2019). Fake news: la nueva arma de destrucción masiva. Deusto.Allcott, H. & Gentzkow, M. (2017). Social media and fake news in the 2016 election. Journal of Economic Perspectives, 31(2), 211-236. https://doi.org/10.1257/jep.31.2.211Anderson, M. & Jiang, J. (2018). Teens, social media & technology 2018. Pew Research Center. https://cutt.ly/0SiVdDR.Auberry, K. (2018). Increasing students’ ability to identify fake news through information literacy education and content management systems. e Reference Librarian, 59(4), 179-187. https://doi.org/10.1080/02763877.2018.1489935 Bakir, V. & McStay, A. (2018). Fake news and the economy of emotions: Problems, causes, solutions. Digital Journalism, 6(2), 154-175. https://doi.org/10.1080/21670811.2017.1345645 Bakshy, E., Messing, S. & Adamic, L. (2015). Exposure to ideologically diverse news and opinion on Facebook. Science, 348(6.239), 1.130-1.132. https://doi.org/10.1126/science.aaa1160 Baptista, J. P. & Gradim, A. (2022). A working denition of fake news. Encyclopedia, 2, 632-645. https://doi.org/10.3390/encyclopedia2010043 Baptista, J. P., Rodrigues, E., Gradim, A. & Piñeiro-Naval, V. (2021). Partidismo: ¿el verdadero aliado de las fake news? Un análisis comparativo del efecto sobre la creencia y la divulgación. Revista Latina de Comunicación Social, (79), 23-47. https://doi.org/10.4185/RLCS-2021-1509 Bärtl, M. (2018). YouTube channels, uploads and views. A statistical analysis of the past 10 years. Convergence, 24(1), 16-32. https://doi.org/10.1177/1354856517736979 Bastick, Z. (2021). Would you notice if fake news changed your behavior? An experiment on the unconscious eects of disinformation. Computers in Human Behavior, (116), 106633. https://doi.org/10.1016/j.chb.2020.106633

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doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397837Bastos, M. T. & Mercea, D. (2017). e Brexit botnet and user-generated hyperpartisan news. Social Science Computer Review, 37(1), 38-54. https://doi.org/10.1177/0894439317734157 Blanco, D., Amores, J. y Sánchez, P. (2021). Citizen perceptions of fake news in Spain: Socioeconomic, demographic, and ideological dierences. Publications, 9(35), 87-100. https://doi.org/10.3390/publications9030035Blanco-Alfonso, I. (2020). Posverdad, percepción de la realidad y opinión pública. Una aproximación desde la fenomenología. Revista de Estudios Políticos, (187), 167-186. https://doi.org/10.18042/cepc/rep.187-06 Blanco-Alfonso, I., García-Galera, M. C. & Tejedor, S. (2019). El impacto de las fake news en la investigación en Ciencias Sociales. Revisión bibliográca sistematizada. Historia y Comunicación Social, 24(2), 449-469. https://doi.org/10.5209/hics.66290 Bosworth, K. (2019). e people know best: Situating the counterexpertise of populist pipeline opposition movements. Annals of the American Association of Geographers, 109(2), 581-592. https://doi.org/10.1080/24694452.2018.1494538 Bovet, A. & Makse, H. (2019). Inuence of fake news in Twitter during the 2016 US presidential election. Nature Communications, 10(7). https://cutt.ly/ryiBxnH.Brennen, J., Simon, F., Howard, P. & Nielsen, R. (2020). Types, source, and claims of COVID-19 misinformation. Reuters Institute. https://cutt.ly/Nt7wNEX.Caldeiro, M. C. & Aguaded, I. (2015). Alfabetización comunicativa y competencia mediática en la sociedad hipercomunicada. RIDU. Revista Digital de Investigación en Docencia Universitaria, 9(1), 37-56.Canavilhas, J., Colussi, J. & Moura, Z. B. (2019). Desinformación en las elecciones presidenciales 2018 en Brasil: un análisis de los grupos familiares en WhatsApp. El Profesional de la Información, 28(5), e280503. https://doi.org/10.3145/epi.2019.sep03Carballo, W. & Marroquin, A. (2020). Salvadoreños en tiempos digitales Media literacy and news consumption among young Salvadorans in digital times. Revista Cubana de Información y Comunicación, (9), 22–33. Casero-Ripollés, A. (2012). Más allá de los diarios: el consumo de noticias de los jóvenes en la era digital. Comunicar, (39), 151-158. https://doi.org/10.3916/C39-2012-0305Catalina, B., Sousa, J. P. & Cristina, L. C. (2019). Consumo de noticias y percepción de fake news entre estudiantes de Comunicación de Brasil, España y Portugal. Revista de Comunicación, 18(2), 93-115. https://doi.org/10.26441/RC18.2-2019-A5 Catalina, B., Vozmediano, M. M. & García, A. (2017). Los jóvenes universitarios y sus pautas de consumo y difusión de noticias según la tendencia ideológica. Fonseca, Journal of Communication, (15), 57-73. http://dx.doi.org/10.14201/fjc2017155773 Cebrián, D. (2019). Identicación de noticias falsas sobre ciencia y tecnología por estudiantes del grado de Primaria. Píxel-Bit. Revista de Medios y Educación, (55), 23-36. https://doi.org/10.12795/pixelbit.2019.i55.02 Center for Internet Studies and Digital Life (2022). Digital News Report.es. https://cutt.ly/a1NZLMI. Children’s Commissioner (2017). Growing up digital. A report of the growing up digital taskforce. https://cutt.ly/0SiVRTx.Comisión Europea (2022). Eurobarómetro Standard 96. Opinión pública en la Unión Europea. https://cutt.ly/3GAkK5L.

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38 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónCunningham, S. & Craig, D. (2017). Being ‘really real’ on YouTube: authenticity, community and brand culture in social media entertainment. Media International Australia, 164(1), 71-81. https://doi.org/10.1177/1329878X17709098 De Vicente, A. M., Bañares, A. B. & Sierra, J. (2021). Young Spanish adults and disinformation: Do they identify and spread fake news and are they literate in it? Publications, 9(1), 1-16. https://doi.org/10.3390/publications9010002 Del Fresno-García, M. (2019). Desórdenes informativos: Sobreexpuestos e infrainformados en la era de la posverdad. El Profesional de la Información, 28(3), 1-11. https://doi.org/10.3145/epi.2019.may.02 Dumitru, E.-A. (2020). Testing children and adolescents’ ability to identify fake news: a combined design of quasi-experiment and group discussions. Societies, 10(71). https://doi.org/10.3390/soc10030071 Férdeline, A. (2021). Youth and the news in ve charts. Centre for International Media Assistance. https://n9.cl/ohili Figueira, J. & Santos, S. (2019). Percepción de las noticias falsas en universitarios de Portugal: análisis de su consumo y actitudes. El Profesional de La Información, 28(3), 1-17. https://doi.org/10.3145/epi.2019.may.15 Fletcher, R., Schieres, S. & urman, N. (2020). Building the ‘Truth-meter’: Training algorithms to help journalists assess the credibility of social media sources. Convergence, 26(1), 19-34. https://doi.org/10.1177/1354856517714955 Franceschi, J. & Pareschi, L. (2022). Spreading of fake news, competence, and learning: kinetic modeling and numerical approximation. Philosophical Transactions of the Royal Society A, 380. https://doi.org/10.1098/rsta.2021.0159 García, N., Sanjuán, Y. & Maza, F. J. (2021). Actitud frente a las fake news entre jóvenes universitarios. Revista de Jóvenes Investigadores Ad Valorem, 4(2), 82-102. https://doi.org/10.32997/RJIA-vol.4-num.2-2021-3702 García-Galera, M. C., Del-Hoyo-Hurtado, M. & Blanco-Alfonso, I. (2022). Desinformación e intención comunicativa: una propuesta de clasicación de fake news producidas en entornos periodísticos profesionales. Revista Mediterránea de Comunicación, 11(2), 105-118. https://doi.org/10.14198/MEDCOM2020.11.2.16 García-Marín, D. & Salvet-Martinrey, G. (2022). Tendencias en la producción cientíca sobre desinformación en España. Revisión sistematizada de la literatura (2016-2021). AdComunica, (23), 23-50. https://doi.org/10.6035/adcomunica.6045 Gómez-Calderón, B.; Córdoba-Cabús, A. & Méndez-Nieto. A. (2020). Jóvenes y fake news. Un análisis sociodemográco aplicado al caso andaluz. I/C. Revista Cientíca de Comunicación e Información, (17), 481-504. https://n9.cl/4fod9.Gorman, S. E. & Gorman, J. M. (2016). Denying to the grave: Why we ignore the facts that will save us. Oxford University Press.Gottfried, J. & Shearer, E. (2017). News use across social media platforms. Pew Research Center. https://pewrsr.ch/2A2orUT.Grice, A. (2017). Fake news handed Brexiteers the referendum –and now they have no idea what they’re doing. Independent (18-02-2017). https://ind.pn/2OJoVpU.Guess, A., Nagler, J. & Tucker, J. (2019). Less than you think: Prevalence and predictors of fake news dissemination on Facebook. Science Advances, 5(1), eaau4586. https://doi.org/10.1126/sciadv.aau4586Hargittai, E., Fullerton, L., Menchen-Trevino, E. & omas, K.-Y. (2010). Trust online: Young adults’ evaluation of web content. International Journal of Communication, (4), 468-494.

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doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397839Herrero, P., Conde, J. & Reyes, S. (2020). Teens’ motivations to spread fake news on WhatsApp. Social Media + Society, julio-septiembre, 1-14. https://doi.org/10.1177/2056305120942879Herrero, P., Conde, J., Tapia, A. & Varona, D. (2019). e credibility of online news: an evaluation of the information by university students. Cultura y Educación, 31(2), 407-435. https://doi.org/10.1080/11356405.2019.1601937 Himma-Kadakas, M., Rajavee, A., Orgmets, M. L., Eensaar, L. & Kõuts-Klemm, R. (2018). e food chain of YouTubers: engaging audiences with formats and genres. Observatorio (OBS*), special issue, 54-75. https://doi.org/10.15847/obsOBS0001385 Ho, S., Goh, T. J. & Leung, Y. W. (2022). Let’s nab fake science news: Predicting scientists’ support for interventions using the inuence of presumed media inuence model. Journalism, 23(4), 910-928. https://doi.org/10.1177/1464884920937488 Imaduwage, S., Kumara, P. N. & Samaraweera, J. (2022). Importance of user representation in propagation network-based fake news detection: A critical review and potential improvements. 2022 2nd International Conference on Advanced Research in Computing (ICARC), 90-95. https://doi.org/10.1109/ICARC54489.2022.9754103 Incibe (2019). Protección del menor ante las fake news [Protection of minors against fake news]. Mundo Digital. https://cutt.ly/GSiMy3d.INE (2022). Demografía y población. https://cutt.ly/myi1sWu.Kahne, J. & Bowyer, B. (2017). Educating for democracy in a partisan age: Confronting the challenges of motivated reasoning and misinformation. American Educational Research Journal, 54(1), 3-34. https://doi.org/10.3102/0002831216679817Kapantai, E., Christopoulou, A., Berberidis, C. & Peristeras, V. (2021). A systematic literature review on disinformation: Toward a unied taxonomical frameword. New Media & Society, 23(5), 1.301-1.326. https://doi.org/10.1177/1461444820959296 Kappes, A., Harvey, A. H., Lohrenz, T., Montague, P. & Sharot, T. (2020). Conrmation bias in the utilization of others’ opinion strength. Nature Neuroscience, 23(11), 130-137. https://doi.org/10.1038/s41593-019-0549-2 Kaufman, C. (2021): Civil education in a fake news era: Lessons for the methods classroom. Journal of Political Science Education, 17(2), 326-331. https://doi.org/10.1080/15512169.2020.1764366 Lazer, D. M., Baum, M. A., Benkler, Y., Berinsky, A., Greenhill, K. M., Menczer, F. & Zittrain, J. L. (2018). e science of fake news. Science, 359(6.380), 1.094-1.096.Leeder, C. (2019). How college students evaluate and share “fake news” stories. Library and Information Science Research, (41), 100967. https://doi.org/10.1016/j.lisr.2019.100967 Leu, D. J., Reinking, D., Carter, A., Castek, J., Coiro, J., Henry, L.A. & Zawilinski, L. (2007). Dening online reading comprehension: Using think aloud verbal protocols to rene a preliminary model of Internet reading comprehension processes. American Educational Research Association. http://docs.google.com/Doc?id=dcbjhrtq_10djqrhz. Loos, E., Ivan, L. & Leu, D. (2018). “Save the Pacic Northwest tree octopus”: A hoax revisited. Or: How vulnerable are school children to fake news? Information and Learning Sciences, (119), 514–528.

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40 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónLópez-Martín, Á. & Córdoba-Cabús, A. (2021). Fake news y desinformación como herramientas desacreditadoras: Estructura y difusión de los bulos sobre feminismo. En L. Vega Caro y A. Vico Bosch (Coords.), Igualdad y calidad educativa: Oportunidades y desafíos de la enseñanza (pp. 461-481). Madrid: Dykinson.López-Martín, Á., Gómez-Calderón, B. & Córdoba-Cabús, A. (2021). Desinformación y vericación de datos. El caso de los bulos sobre la vacunación contra la Covid-19 en España. RISTI-Revista Ibérica de Sistemas e Tecnologias de Informaçao, (E45), 431-443. https://cutt.ly/iGAlQyO.Magallón, R. (2018). Nuevos formatos de vericación. El caso de Maldito Bulo en Twitter. Sphera Publica, 1(18), 41-65. Magallón, R. (2019a). Unfaking news. Pirámide. Magallón, R. (2019b). Desinformación en campaña electoral. Telos (15-05-2019). https://cutt.ly/byi1M5v.Marchi, R (2012). With Facebook, blogs, and fake news, teens reject journalistic “objectivity.” Journal of Communication Inquiry, 36(3), 246-262. https://doi.org/10.1177/0196859912458700 Martín-Herrera, I. & Micaletto, J. P. (2021). Opiniones y actitudes de los estudiantes universitarios de Comunicación ante las fake news. Diagnóstico en un ecosistema docente. Comunicación y Hombre, (17), 193–206. Masip, P., Almenar, E., Ramspot, S. A. & Capilla, P. (2020). El consumo de información durante el connamiento por el coronavirus: medios, desinformación y memes. Digilab. https://cutt.ly/jyi0w0q.McGrew, S., Breakstone, J., Ortega, T., Smith, M. D. & Wineburg, S. (2018). Can students evaluate online sources? Learning from assessments of civic online reasoning. eory & Research in Social Education, 46(2), 165-193. https://doi.org/10.1080/00933104.2017.1416320 McGrew, S., Ortega, T., Breakstone, J. & Wineburg, S. (2017). e challenge that’s bigger than fake news: Civic reasoning in a social media environment. American Educator, 4(3), 4-9. Mendiguren, T., Pérez, J. & Meso, K. (2020). Actitudes ante las fake news: Estudio del caso de los estudiantes de la Universidad del País Vasco. Revista de Comunicación, 19(1), 171-184. https://doi.org/10.26441/RC19.1-2020-A10Mihailidis, P. & Samantha, V. (2017). Spreadable spectacle in digital culture: Civic expression, fake news, and the role of media literacies in “post-fact” society. American Behavioral Scientist, 61(4), 441-454. https://doi.org/10.1177/0002764217701217Musgrove, A., Powers, J., Rebar, L. & Musgrove, G. (2018). Real or fake? Resources for teaching college students how to identify fake news. College & Undergraduate Libraries, 25 (3), 243-260. https://doi.org/10.1080/10691316.2018.1480444 Newman, N., Dutton, W.H. & Blank, G. (2012). Social media in the changing ecology of news: e fourth and fth estate in Britain. International Journal of Internet Science, 7(1). https://bit.ly/1FmAafU.Newman, E. & Zhang, L. (2021). Truthiness: How non-probative photos shape belief. En R. Greinfeneder, M. Jaé, E. Newman & N. Schwarz (Eds.), e psychology of fake news. Accepting, sharing and correcting misinformation (pp. 90-114). Routledge.Nielsen, R. K. & Schrøder, K. C. (2014). e relative importance of social media for accessing, nding, and engaging with news. Digital Journalism, 2(4), 472-489. https://doi.org/10.1080/21670811.2013.872420

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doxa.comunicación | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Bernardo Gómez-Calderón, Alba Córdoba-Cabús y Álvaro López-MartínISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-397841Oliveira, J. & Rossi, M. (2018). WhatsApp, el elemento distorsionador de la campaña en Brasil. El País (07-10-2018). https://bit.ly/2QxPleA.Paniagua, F., Seoane, F. & Magallón, R. (2020). Anatomía del bulo electoral: la desinformación política durante la campaña del 28-A en España. Revista CIDOB d’Afers Internacionals, (124), 123-145. https://doi.org/10.24241/rcai.2020.124.1.123 Paskin, D. (2018). Real or fake news: Who knows? e Journal of Social Media in Society, 7(2), 252-273.Pérez, A., Barón, G. & Rubio, J. (2021). Mapeo del consumo de medios en los jóvenes: redes sociales, fake news y conanza en tiempos de pandemia. index.comunicación, 11(2), 187-208.Pérez, A., Pedrero, L. M., Rubio, J. & Jiménez, C. (2021). Fake news reaching young people on social networks: Distrust challenging media literacy. Publications, 9(2), 24. https://doi.org/10.3390/publications9020024 Pérez, A. & Pedrero, L. M. (2021). Retos del periodismo frente a las redes sociales, las fake news y la desconanza de la generación Z. Revista Latina de Comunicación Social, (79), 67-85. https://www.doi.org/10.4185/RLCS-2021-1519 Pérez-Curiel, C. & Velasco, A. M. (2020). Impacto del discurso político en la difusión de bulos sobre Covid-19. Inuencia de la desinformación en públicos y medios. Revista Latina de Comunicación Social, (78), 86-119. https://doi.org/10.4185/RLCS-2020-1469 Pilgrim, J., Vasinda, S., Bledsoe, C. & Martinez, E (2019). Critical thinking is critical: Octopuses, online sources, and reliability reasoning. e Reading Teacher, 73(1), 85-93.Ranieri, M., Di Stasio, M. & Bruni, I. (2018). Insegnare e apprendere sulle fake news. Uno studio esplorativo in contesto universitario. Media Education, (9), 94-111.Raponi, S., Khalifa, Z., Oligeri, G. & Di Pietro, R. (2022). Fake news propagation: a review of epidemic models, datasets and insights. ACM Transactions on the Web. https://doi.org/10.1145/3522756 (En prensa).Resende, G., Melo, P., Sousa, H., Messias, J., Vasconcelos, M., Almeida, J. & Benvenuto, F. (2019). (Mis)Information dissemination in WhatsApp: Gathering, analyzing and countermeasures. En VV. AA., e World Wide Web Conference (pp. 818-828). ACM. Salaverría, R., Buslón, N., López-Pan, F., León, B., López-Goñi, I. & Erviti, M. C. (2020). Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-19. El Profesional de la Información, 29(3), e290315. https://doi.org/10.3145/epi.2020.may.15 Sánchez-García, F. J. (2021). Educar la mirada. El discurso informativo de las fake news en el currículo de Secundaria y Bachillerato. Contextos Educativos, (27), 153-167. https://doi.org/10.18172/con.4865 Schwarz, N. & Jalbert, M. (2021). When (fake) news feels true: Intuitions of truth and the acceptance and correction of misinformation. En R. Greinfeneder, M. Jaé, E. Newman & N. Schwarz (Eds.), e psychology of fake news. Accepting, sharing and correcting misinformation (pp. 73-89). Routledge.Smith, A. & Anderson, M. (2018). Social media use in 2018. Pew Research Center. https://cutt.ly/LSiBi4V.Sobral, F. & De Morais, N. (2020). La cultura de la información falsa en la red: la perspectiva de un grupo de estudiantes en Portugal. Revista Prisma Social, (29), 172-194.

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42 | nº 36, pp. 19-42 | enero-junio de 2023Las fake news y su percepción por parte de los jóvenes españoles: el inujo de los factores sociodemográcosISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónSveningsson, M. (2015). ‘It’s only a pastime, really’: Young people’s experiences of social media as a source of news about public aairs. Social Media + Society, 1(2), 1-11.Tandoc, E. C., Jenkins, J. & Craft, S. (2019). Fake news as a critical incident in journalism. Journalism Practice, 13(6), 673-689. https://doi.org/10.1080/17512786.2018.1562958Tandoc, E. C., omas, R. J. & Bishop, L. (2021). What is (fake) news? Analyzing news values (and more) in fake stories. Media and Communication, 9(1), 110-119. https://doi.org/10.17645/mac.v9i1.3331 Tejedor, S., Portalés, M., Carniel, R., & Cervi, L. (2021). Journalism students and information consumption in the era of fake news. Media and Communication, 9(1), 338-350. https://doi.org/10.17645/MAC.V9I1.3516 urman, N. & Fletcher, R. (2017). Has digital distribution rejuvenated readership? Journalism Studies, 20(4), 542-562. https://doi.org/10.1080/1461670X.2017.1397532 Valverde, J., González, A. & Acevedo, J. (2022). Disinformation and multiliteracy: A systematic review of the literature. Comunicar, 70(XXX), 93-105. https://doi.org/10.3916/C70-2022-08 Van-der-Linden, S. & Roozenbeek, J. (2021). Psychological inoculation against fake news. En R. Greinfeneder, M. Jaé, E. Newman & N. Schwarz (Eds.), e psychology of fake news. Accepting, sharing and correcting misinformation (pp. 147-169). Routledge.Vihalemm, P. & Kõuts-Klemm, R. (2017). Changing media use: coming of internet era. En Vihalemm, P., Lauristin, M., Kalmus, V., Vihalemm, T. (eds.). Estonian society in an accelerating time. (pp. 251-273). Tartu University Press. Vosoughi, S., Roy, D. y Aral, S. (2018). e spread of true and false news online. Science, 359(6.380), 1.146-1.151Vraga, E., Bode, L. & Tully, M. (2020). Creating news literacy messages to enhance expert corrections of misinformation on Twitter. Communication Research, 49(2), 245-267. https://doi.org/10.1177/0093650219898094 Wardle, C. & Derakhshan, H. (2017). Information disorder. Toward an interdisciplinary framework for research and policymaking. Consejo de Europa.Wineburg, S. & McGrew, S. (2016). Why students can’t google their way to the truth: Fact-checkers and students approach websites dierently. Education Week (01-11-2016). https://cutt.ly/pGGowN4 Wineburg, S., McGrew, S., Breakstone, J. & Ortega, T. (2016). Evaluating information: e cornerstone of civic online reasoning. Stanford Digital Repository. https://n9.cl/ieuyo. Yuste, B. (2015). Las nuevas formas de consumir información de los jóvenes. Revista de Estudios de Juventud, (108), 179-191. https://n9.cl/jqloZhu, Y. & Procter, R. (2015). Use of blogs, Twitter and Facebook by UK PhD students for scholarly communication. Observatorio (OBS*), 9(2), 29-46. https://doi.org/10.15847/obsOBS922015842Zimdars, M. & McLeod, K. (2020). Fake news and misinformation in the digital age. e MIT Press.

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