126 | nº 36, pp. 125-144 | enero-junio de 2023La representación de la violencia sexual en las series de cción: el caso de I May Destroy You (HBO, 2020)ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicación1. Introducción La violencia sexual se ha convertido en uno de los problemas más acuciantes de nuestra sociedad y, a pesar de ello, es “uno de los delitos más silenciados y con mayor índice de impunidad a nivel mundial” (ONU Mujeres, 2021, p. 11). Se trata de una compleja realidad que afecta a personas de cualquier género, edad, raza, nivel económico o sociocultural, aunque las mujeres y las niñas son los colectivos más vulnerables para convertirse en víctimas de cualquier acto de violencia sexual. Así, este tipo de violencia se enmarca dentro de la violencia de género, pues lo que pretende es dañar a una persona por razón de género haciendo uso de la desigualdad social y del abuso de poder y logrando, así, que sus consecuencias vayan más allá del ámbito individual. Es por ello por lo que las víctimas de violencia sexual son proclives a desarrollar un elevado grado de victimización secundaria, es decir, un incremento de su padecimiento a raíz del daño provocado por las instituciones implicadas en el caso, ya que tienen una imagen distorsionada tanto de este tipo de delitos, como de las propias víctimas y esto conlleva, por ejemplo, a sufrir miedo a que no las crean, a que se las culpabilicen o a que tengan que enfrentarse a su agresor, entre otros aspectos (Córdoba, 2022). La violencia sexual que sufren las mujeres se entiende como un problema global y como “un poderoso mecanismo de control social que les impide tanto apropiarse del espacio público como hacer uso de su autonomía y libertad” (Cobo, 2019, p. 138). En-tender la violencia sexual en sentido amplio y no solamente como violación ha permitido una evolución tanto desde el punto de vista educacional, cultural y penal con el n de contribuir a que la lucha contra esta lacra social sea cada vez más ecaz. A pesar de ello, sigue siendo complejo encontrar una denición unitaria de violencia sexual, debido a que es un fenómeno con múltiples aristas y que tiene un componente cultural muy importante que condiciona su interpretación. Hace referencia a todo acto en el que se consuma o se pretende consumar un acto sexual que no es deseado mediante amenazas, fuerza, intimidación o coerción y que puede provocar fuertes daños en la salud física y mental de la víctima. La Organización Mundial de la Salud dene la vio-lencia sexual como: Todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo (OMS, 2013). Independientemente de la denición, la violencia sexual es sinónimo de ataque a la libertad sexual de otro individuo, de vulne-ración de un derecho que, a través de una imposición, se puede ejercer mediante contacto corporal o sin él, con violencia física o intimidación o sin ella. De esta forma, el consentimiento se congura como la clave esencial a partir de la cual se delimita el que un acto sea considerado como violencia sexual o no; tanto así que son muchos los agresores los que basan su defensa en los límites tan difusos que hay sobre el consentimiento sexual (Cense, Bay-Cheng y Van Dijk, 2018). No obstante, “el consentimiento no podrá inferirse cuando exista fuerza, amenaza, coacción o aprovechamiento. Ninguna acción de la víctima puede ser consen-timiento cuando está imposibilitada de darlo o cuando existe una relación de poder o inuencia (Vázquez y Vázquez, 2021, p. 9). En esta línea apunta la Corte Penal Internacional y las Reglas de Procedimiento y Prueba del Estatuto de Roma. Los principios de prueba referentes al consentimiento sexual en la Regla 70 señalan que: a) El consentimiento no podrá inferirse de ninguna palabra o conducta de la víctima cuando la fuerza, la amenaza de la fuerza, la coacción o el aprovechamiento de un entorno coercitivo hayan disminuido su capacidad para dar un consentimiento voluntario y libre. doxa.comunicación | nº 36, pp. 125-144 |enero-junio de 2023Sara González-FernándezISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978127b) El consentimiento no podrá inferirse de ninguna palabra o conducta de la víctima cuando esta sea capaz de dar un consentimiento libre.c) El consentimiento no podrá inferirse del silencio o de la falta de resistencia de la víctima a la supuesta violencia sexual. d) La credibilidad, la honorabilidad o la disponibilidad sexual de la víctima o de un testigo no podrán inferirse de la naturaleza sexual del comportamiento anterior o posterior de la víctima o de un testigo (ONU Mujeres, 2021, p. 43).La aceptación verbal o no verbal que da un individuo desde su libertad y con la que indica su voluntad de participar en un acto sexual es lo que diferencia una imposición de una elección. Y eso conlleva la ausencia de violencia y de una actividad sexual no consensuada (Humphreys y Herold, 2007; Jozkowski y Peterson, 2013). Una comunicación efectiva con el n de que no haya malentendidos ni malinterpretaciones es lo que garantiza la libre elección de un individuo para mantener relaciones sexuales, a pesar de que la única forma de mostrar esa aceptación no sea a través de un “sí”. Como señala Hickman y Muelhlenhard (1999) existen múltiples conductas con las que se sugiere el consentimiento: desde el lenguaje verbal directo al indirecto y desde el lenguaje no verbal directo e indirecto hasta la no respuesta. Sea como fuere, lo cierto es que el consentimiento sexual tiene un fuerte componente cultural en el que la desigualdad de géneros desempeña un papel muy relevante. Así, el consentimiento está inserto en el sistema sexo/género y se sostiene sobre posiciones desiguales: “los hombres juegan el papel activo de pedir, insistir y convencer: acosar; las mujeres, el pasivo, de ser pedidas, objeto de insistencia y consentir: resistir (Pérez, 2016, p. 758). La invisibilización de la violencia sexual, la reducción de este delito en incidentes aislados protagonizados por hombres que han sido tentados por mujeres que se encuentran en espacios públicos a los que no pertenecen (Bernárdez-Rodal, López-Priego y Padilla-Castillo, 2021) o la conceptualización de que se trata de algo natural de acometer por parte de los agresores, normalmente hombres, y de algo natural de aceptar por parte de las víctimas, normalmente mujeres, imposibilita que, a día de hoy, se pueda conocer la verdadera magnitud de la violencia sexual en la sociedad. Una dicultad a la que hay que sumar la actual crisis que se da en los patriarcados modernos, que, en lugar de provocar la desaparición de este tipo de delitos ha propiciado “el desarrollo de estrategias de discriminación más sutiles e imperceptibles” (Baquerín, 2021, p. 9). En esta línea no hay que olvidar también la falta de denuncias por parte de las víctimas. La omisión del delito, el desconocimiento, la inseguridad, el sentimiento de culpa o la falta de protección a las víctimas contribuyen a que sea muy complejo prevenir, actuar y judicializar actos de estas caracterís-ticas, más aún, en culturas donde el patriarcado está fuertemente instaurado. En este contexto de violencia sexual, consentimiento, agresores y víctimas se enmarca este trabajo, que analiza la miniserie de cción I May Destroy You (HBO, 2020) con el n de responder a las siguientes preguntas de investigación: ¿cómo se representa la violencia sexual en esta miniserie?, ¿desde qué perspectiva se escenica?, ¿se muestra una visión estereotipada de la violencia sexual o se intenta romper con ella? A partir de estas cuestiones se articula el principal objetivo de este trabajo: analizar la representación de la violencia sexual que sufren los personajes de I May Destroy You en sus doce episodios; un objetivo que se complementa con dos objetivos secundarios (OS): –OS1: Conocer las diferentes manifestaciones y tipologías de violencia sexual. –OS2: Identicar sus principales rasgos denitorios, haciendo hincapié en la gura de la víctima. 128 | nº 36, pp. 125-144 | enero-junio de 2023La representación de la violencia sexual en las series de cción: el caso de I May Destroy You (HBO, 2020)ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónPara alcanzar dichos objetivos, se hace uso de una metodología centrada en el análisis de contenido mixto y en la que, a partir de una cha de análisis ad hoc, se categorizan los datos estructurados en tres grandes bloques: Personajes, Actos de violencia sexual y Consecuencias de la violencia sexual. Se trata de una metodología útil e innovadora, no solo para este trabajo sino también para toda la comunidad cientíca, ya que contribuye a conocer el tratamiento y la perspectiva desde la que se representan los actos de violencia sexual que tienen lugar en esta miniserie de cción. 1.1. La violencia sexual en la cciónLas series de cción se conguran como productos culturales en los que, a través de sus discursos, son capaces de crear concien-cia y generar un conocimiento que se inserta e interactúa en la sociedad. Y es que el lenguaje audiovisual contribuye a la consti-tución de los espectadores como personas (Fernández-Castrillo y Lara, 2022), tanto así que, a partir de él, se conforman y se di-funden imaginarios sociales y, en ellas, la violencia se congura como uno de los elementos narrativos que más presencia tienen. Y es que la violencia en la cción tiene la capacidad de despertar múltiples emociones en el espectador, desde miedo, congoja, sorpresa o fascinación. Sus características intrínsecas hacen que sea fácil recurrir a ella para que forme parte del entretenimiento audiovisual, debido a que se trata de un fenómeno que, a pesar de no ser natural, tiene un alcance universal y está arraigado en todas aquellas comunidades en las que hay una interacción social entre dos o más individuos (Saavedra, 2022)La representación de la violencia en los contenidos de cción si por algo se ha caracterizado ha sido por la estereotipación con la que se escenica en pantalla. Tanto así que cuando la mujer transgrede su rol de género suele aparecer desvirtuada con el n de dañar su identidad femenina: Incapaces de subvertir la relación de dominación, tienen por efecto, al menos, conrmar la imagen dominante de las mujeres como seres malécos, cuya identidad, completamente negativa, está constituida esencialmente por prohibiciones […], desde la magia, la astucia, la mentira o la pasividad (en el acto sexual sobre todo), hasta el amor posesivo de los poseídos, el de la madre mediterránea o de la esposa maternal, que victimiza y culpabiliza victimizándose y ofreciendo su ilimitada entrega y sufrimiento en silencio como regalo sin contrapartida posible o como deuda impagable (Bourdieu, 2000, p. 26-27). No obstante, a pesar de que los estudios realizados hasta la fecha sobre estereotipos de género en los contenidos de cción se-ñalan la evolución de los mismos (Tous-Rovirosa, Meso y Simelio, 2013), se continúan perpetuando, por un lado, aquellos en los que se muestra una visión sesgada de una mujer que cuenta con grandes obstáculos para “apropiarse de la construcción de su identidad” (Díaz, 2022, p. 3) y, por otro, aquellos en los que el uso de la violencia se asocia con la masculinidad. La superioridad social del hombre se pone de maniesto haciendo uso de la violencia y de la agresividad como ejercicio de poder, de fuerza y de virilidad y, por ello, en el marco de una cultura patriarcal “se excusa con facilidad al hombre violento porque presenta su violen-cia como algo normal y natural” (Fisas, 1998, p. 15). Esta violencia asociada a la masculinidad, si en algún ámbito cobra fuerza, es en el de la violencia sexual. La violación o cual-quier otra forma de violencia sexual tiene una clara nalidad instrumental, algo que se maniesta a través del control no solo del cuerpo de la mujer, sino también de su libertad y autonomía sexual (Tardón, 2022). Así, son muchas las tramas en las que se recurre a las agresiones o abusos sexuales para desarrollar el aspecto más dramático de los personajes: generalmente, el heroi-co, vengativo y poderoso desde el punto de vista masculino (agresor) y el compasivo, traumático y frágil desde el punto de vista doxa.comunicación | nº 36, pp. 125-144 |enero-junio de 2023Sara González-FernándezISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978129femenino (víctima). Independientemente de ello, el elemento en común que prevalece en el perl de la víctima es el de que son cosicadas sexualmente para “legitimar la violencia contra ella al despojarla de su individualidad y convertirla en un producto” (Criado, 2022, p. 62). La explotación de la violencia sexual como recurso narrativo no ha recibido el tratamiento adecuado en muchas ocasiones, de-bido a que el consentimiento se presenta como un concepto ambiguo, se llega a justicar la violencia sexual y crear, así, simbo-logías e imaginarios problemáticos (Byrne y Taddeo, 2019). La capacidad de moldear e inuir en los esquemas de percepción de los espectadores que tienen los medios de comunicación y, en concreto, la televisión, provoca que el planteamiento sobre cómo tratar o abordar la violencia sexual en los contenidos de cción siempre sea foco de atención, precisamente, por el temor a que ellos contribuyan a la normalización de este tipo de actos o a la difusión de una imagen idealizada o estereotipada tanto de los agresores como de las víctimas, pues se puede favorecer el que las agresiones sexuales contra las mujeres se vean como norma-les y aceptables (Aghtaie et al. 2018) y, por tanto, la sociedad pueda interiorizar este ideario y repercutir en su forma de afrontar estas situaciones, en sus expectativas y en su nivel de aceptación de dicha violencia sexual (Lundgren et al. 2001; Pornari, Dixon & Humphreys, 2013). La estereotipación de los protagonistas de la violencia sexual hace que se formen mitos entorno a ellos y que, por tanto, se repre-sente a las mujeres (víctimas) como personas que quieren y merecen ser violadas por su actitud y comportamiento provocador, que mienten sobre la violación y que se victimizan sobre la violación, mientras que a los hombres (agresores) se les representa como personas que no son responsables de la violación y que la violencia sexual que ejercen no es realmente dañina (Peterson y Muehlenhard, 2011). Todo ello contribuye a una escenicación de la sexualidad desde un prisma masculino, centrado en “el inte-rés y satisfacción del deseo de los varones” (Herce, 2015, p. 136) y donde la perspectiva de la mujer bien queda en segundo plano, bien aparece hipersexualizada al representar un rol pasivo y de sumisión que, al mismo tiempo, se conjuga con la necesidad de “mostrarse deseables, pero a la vez cautas a la hora de participar en una relación sexual” (Herce, 2015, p. 138). Con todo ello y, a pesar de que, hegemónicamente, la violencia sexual ha tenido como agresores a los hombres y, como tal, así ha sido representada en la cción, no quiere decir que la violencia sea un fenómeno exclusivo del género masculino. Su escenica-ción en los medios se corresponde con la función espejo que estos desarrollan al trasladar lo que ocurre en la sociedad o, en su defecto, al reducir la realidad en constructos reduccionistas para simplicarla. Así, ser violento es una cualidad que se asocia a los hombres como prueba de una masculinidad en la que la fuerza, la agresividad y la superioridad cobran especial protagonismo, pues desde pequeños han sido educados bajo unos patrones y unos idearios que deben seguir para no desviarse de lo estipulado socialmente (González y Fernández, 2009). En esta línea, si la cción representa, mayoritariamente, al hombre como agresor sexual, lo hace, minoritariamente, como vícti-ma. Un hombre que sufre un acto de violencia sexual se aleja de lo estipulado en el estereotipo masculino, ya que supone aceptar que es vulnerable, frágil y carece de fuerza y virilidad como para defenderse de tal agravio. Así, la escasa representación en la cción de hombres como víctimas de una agresión o abuso sexual, así como la incapacidad social de concebir que un hombre pueda ser violado en un contexto cotidiano se corresponde con el silencio de sus víctimas en la vida real (Kaufman, 1993). La estigmatización de las víctimas masculinas de violencia sexual es tal en la realidad que provoca el silencio y la invisibilización en 130 | nº 36, pp. 125-144 | enero-junio de 2023La representación de la violencia sexual en las series de cción: el caso de I May Destroy You (HBO, 2020)ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónlos contenidos de cción, de ahí que llegue a resultar extraño que se represente una víctima de violación, acoso, abuso, etc. que no sea mujer. 3. Diseño y metodología3.1. Selección de la muestraLa muestra que conforma este trabajo se centra en la miniserie de televisión I May Destroy You, emitida en HBO en junio de 2020. La cción fue creada, codirigida y protagonizada por Michaela Coel y ha recibido numerosas nominaciones y galardones, entre los que destacan cinco Premios Bafta (2021) y un Premio Emmy (2021). En ella, la autora relata a modo autobiográco la experiencia de Arabella, una joven escritora británica que sufre una agresión sexual facilitada por drogas. Este acontecimiento marca la trama de la miniserie, ya que a lo largo de los episodios se abordan las consecuencias de esta agresión para la protago-nista, pero también se representan las diferentes aristas con las que cuenta la violencia sexual y que experimentan tanto Arabella como sus propios amigos. La miniserie cuenta con una temporada de 12 episodios, que hacen un total de 5 horas, 23 minutos y 42 segundos de visionado, tal como se puede apreciar en la siguiente tabla: Tabla 1. Relación de episodios de I May Destroy You (HBO, 2020)EpisodioTítuloDuración1x1Eyes, eyes, eyes, eyes00: 28:191x2Someone is lying00:28:371x3Don’t forget the sea00:28:291x4at was fun00:29:351x5It just came up00:28:461x6e Alliance00:28:461x7Happy animals00:28:501x8Line spectrum border00:29:411x9Social Media is a grear way to connect00:28:581x10e cause the cure00:29:111x11Would you like to know the sex?00:29:311x12Ego death00:34:47Fuente: elaboración propia doxa.comunicación | nº 36, pp. 125-144 |enero-junio de 2023Sara González-FernándezISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978131Del total de la muestra seleccionada, tan solo serán objeto de estudio aquellos actos de violencia sexual que tengan lugar en el desarrollo de la trama. Es por ello por lo que se excluyen del análisis cualquier otro tipo de violencia que sea representada de forma explícita o implícita en la cción. A continuación, se presentan los actos de violencia sexual sobre los que se basa el grueso de análisis de este trabajo y en los que se ven involucrados Arabella (protagonista de la miniserie), Kwame y Terry (amigos de la protagonista y personajes secundarios de la miniserie): a) Agresión sexual (Episodio 1 y 2): Arabella es víctima de una agresión sexual facilitada por drogas. Una noche sale a tomar unas copas con un amigo, Simon, y los acompañantes de este, desconocidos para ella. Se toma un chupito, baila con el grupo y empieza a sentirse mal, no se tiene en pie, se cae al suelo e intenta salir del local casi de rodillas. Al día siguiente aparece en su espacio de trabajo, donde escribe el borrador de su novela. Sale a la calle y se siente un poco aturdida y desorientada. Le cuesta llegar a su casa. Cuando lo consigue y entra en su habitación le vienen a la cabeza imágenes en las que solo se ve la cara de un chico (plano contrapicado) que está jadeando, sudando y bloqueando una puerta mientras empuja hacia ella. A Arabella le resulta imposible recordar con claridad qué ocurrió, cómo acabó la esta y cómo llegó a su espacio de trabajo. Habla con su amiga Terry y con su compañero de piso y juntos empiezan a descubrir algunos acontecimientos de los que Arabella no es consciente (por ejemplo, que sacó dinero de un cajero automático de una zona bastante alejada de donde salió con su amigo), algo que le lleva a hablar con Simon y con una de sus acompañantes y llega a la conclusión de que le hicieron daño, que la drogaron. Decide ir a comisaría a denunciar lo ocurrido. Dos agentes especiales en casos de violación la interrogan para conocer su caso, le hacen unas analíticas, pruebas de ADN, foto-grafías de su cuerpo (tiene moratones y arañazos) y van a su casa para recoger pruebas (ropa y objetos personales de la noche de la presunta agresión) para investigar lo sucedido. b) Abuso sexual a Terry (Episodio 3):Terry es víctima de un abuso sexual mediante engaño. En un viaje que hizo a Italia para visitar a su amiga Arabella, ambas salen a divertirse por la noche. Consumen drogas y alcohol. En un momento dado, Terry le dice a su amiga que se quiere ir a casa y se marcha sola. En el camino, Terry pasa por delante de un bar de copas. Hay gente en la calle, entre ellos dos chicos. Al verla pasar, uno de ellos se va al interior del local y el otro se dirige a ella y empieza a halagarla. Entabla una conversación amable con Terry y la convence para entrar dentro del local a bailar. Cuando el chico se marcha a por unas copas, Terry se queda sola y aparece en escena el amigo del otro chico (Terry no se ha percatado que ambos se conocen). La invita a bailar y ella accede. Cuando están bailando, aparece el otro chico, les dice que continúen y nalmente los tres acaban en la cama haciendo un trío. Terry se siente empoderada porque ha tenido una relación sexual con dos hombres y se lo cuenta a Kwame por teléfono. Cuando los dos chicos se van de la casa, Terry ve por la ventana cómo ambos se alejan juntos, riéndose y con mucha complicidad, algo que le resulta un poco extraño porque ella daba por supuesto que no se conocían. Con el paso del tiempo y tras hablarlo con sus amigos llega a la conclusión de que el encuentro sexual no fue fortuito y que se produjo a través de un engaño, ya que los dos chicos idearon un plan para tener relaciones sexuales con ella haciéndose pasar por desconocidos. c) Abuso sexual a Arabella (Episodio 4):Arabella es víctima de un abuso sexual mediante engaño. Conoce a Zain, un escritor de su misma editorial que le ayuda a termi-nar su borrador. Entre ellos hay mucha conexión y acaban en la habitación de Arabella manteniendo relaciones sexuales. Ella le 132 | nº 36, pp. 125-144 | enero-junio de 2023La representación de la violencia sexual en las series de cción: el caso de I May Destroy You (HBO, 2020)ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónpregunta a Zain si tiene preservativo para que se lo ponga y él lo hace. En mitad del acto sexual y, aprovechando que ella está de espaldas a él, Zain se quita el preservativo sin decirle nada a Arabella. Al nalizar, Arabella se da cuenta de que se ha quitado el preservativo y él lo justica diciendo que se sentía incómodo y que creía que ella se había percatado, ya que no dijo nada. Ella no parece demasiado angustiada, ya que solo le dice que ahora se tiene que tomar la píldora y que se la tiene que pagar él.d) Agresión sexual a Kwame (Episodio 4 y 5): Kwame es víctima de una agresión sexual en la que se hace uso de la fuerza física. Tiene una cita con un hombre a través de la apli-cación de citas. Kwame va a la casa del chico que conoce y mantienen relaciones sexuales consentidas. Cuando Kwame se quiere ir, el otro chico lo retiene y le dice que se quede que van a jugar. Kwame le dice que no quiere tener sexo otra vez, pero el chico lo inmoviliza con fuerza, lo tira a la cama y lo viola a pesar de las reiteradas veces en las que Kwame le dice que pare. La reacción de Kwame a este suceso es el silencio y la contradicción: no es capaz de reconocer que ha sido violado porque previamente ha man-tenido relaciones sexuales consentidas con él. En un principio no le dice a nadie sobre lo ocurrido, pero luego decide denunciarlo en comisaría. Kwame se siente incómodo y humillado al no encontrar empatía por parte del agente que le atiende. Es por eso por lo que decide marcharse de comisaría y dejar pasar lo ocurrido. e) Abuso sexual de Kwame (Episodio 8):Kwame abusa sexualmente de una chica mediante engaño. Después de sufrir una violación y atreverse a contárselo a sus amigas Arabella y Terry, Kwame les conesa que ahora no siente seguridad para mantener relaciones con chicos y quiere probar con chicas. Entabla contacto con una con la que hay mucha complicidad y hablan con frecuencia. Una noche quedan para cenar y conocerse. Kwame la acompaña a su casa y mantienen relaciones sexuales sin decirle previamente que es gay. Al terminar, man-tienen una charla agradable en la cama, pero ella empieza a hablar de forma un tanto inapropiada de los homosexuales y él le reprocha sus comentarios diciéndole que es gay. Ella al principio no le cree, pero después de se enfada mucho y le reprocha que la haya utilizado como refugio y como nueva experiencia sin advertirle previamente de sus intenciones. 3.2. MetodologíaPara alcanzar los objetivos de este trabajo se realiza una aproximación al corpus de investigación desde una perspectiva ana-lítico-descriptiva enmarcada dentro del análisis de contenido mixto (Krippendorf, 1990, Piñeiro-Naval, 2020). A partir de este diseño metodológico, se recopilan, analizan y categorizan los contenidos cualitativos y cuantitativos para establecer una inter-pretación e integración entre ellos. El análisis de contenido es una técnica muy utilizada en el ámbito de la comunicación, puesto que se centra en “reducir grandes cantidades de texto (escrito, audio o audiovisual) a una cantidad de variables más limitadas con el n de establecer relaciones entre ellas y desprender signicados” (Peña, 2012, p. 48). Se hace uso de una cha de análisis, que ha sido depurada y adaptada durante el visionado de los episodios que conforman la c-ción con el n de que se ajuste a las pretensiones de este trabajo. Para su elaboración se tiene como referencia estudios e informes sobre la violencia sexual y sus víctimas (OMS, 2013; Passos, Yela y Gonçalves, 2018; Fundación ANAR, 2020) y en ella se recoge la información de las categorías y variables de análisis que están estructuradas en los siguientes bloques de contenido: Personajes, Actos de violencia sexual y Consecuencias de la violencia sexual. El primero de ellos es el que cuenta con un mayor desglose frente al resto, ya que es el más rico e interesante desde la perspectiva a partir de la cual se analiza este trabajo. doxa.comunicación | nº 36, pp. 125-144 |enero-junio de 2023Sara González-FernándezISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978133Por otro lado, hay que señalar que en la cha de análisis se pone una especial atención a la gura de la víctima, ya que es prota-gonista en dos bloques de contenido con el n de conocer tanto su perl como las consecuencias o reacciones que experimenta tras sufrir un acto de violencia sexual. Por otro lado, hay que señalar que los dos primeros bloques de contenido cuentan con categorías excluyentes entre sí, mientras que en el último bloque no lo son y permite, así, seleccionar una o varias de ellas a la vez. Los ítems registrados en el análisis se muestran en la siguiente tabla: Tabla 2. Ficha de análisisPersonajesAgresorNúmero de agresoresIndividual, GrupalSexoHombre, MujerEdadNiño, Adolescente, Joven, Adulto, Ma-duro, Anciano, No se apreciaGrado de discapacidadLeve, Moderada, Grave, Muy Grave, No presentaRolProtagonista, Antagonista, Personaje secundario, Habitual, OtroRelación con la víctimaConocido, DesconocidoVíctimaNúmero de víctimasIndividual, GrupalSexoHombre, MujerEdadNiño, Adolescente, Joven, Adulto, Ma-duro, Anciano, No se apreciaGrado de discapacidadLeve, Moderada, Grave, Muy Grave, No presentaRolProtagonista, Antagonista, Personaje secundario, Habitual, OtroRelación con el agresorConocido, Desconocido 134 | nº 36, pp. 125-144 | enero-junio de 2023La representación de la violencia sexual en las series de cción: el caso de I May Destroy You (HBO, 2020)ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónActos de violen-cia sexualTipo Abuso sexualAcoso sexualAgresión sexualLugar de la agresiónHogarCalleEspacio de ocioEspacio de trabajoEspacio naturalOtroFranja horariaDiurnaNocturnaNo se apreciaPresencia de testigosTestigosNo testigosNo se apreciaUtilización de dispositivos móviles Se apreciaNo se apreciaConsecuencias de la violencia sexualReacción de la víctimaDenuncia socialDenuncia penalNo denunciaDaños sufridos por la víctimaSalud mentalSalud reproductivaDaños físicosDaños conductualesDaños mortalesOtrosSuperación por parte de la víctimaApoyo psicológicoApoyo del entorno familiarApoyo del entorno laboralApoyo de amistadesApoyo entre víctimas de violencia sexualOtrosFuente: elaboración propiaLas etapas que se siguen para el desarrollo de este trabajo son las siguientes: a) Visionado de los 12 episodios que conforman la miniserie. b) Selección de las escenas en las que tienen lugar actos de violencia sexual.c) Categorizar las escenas seleccionadas según la cha de análisis.A partir del registro de datos, se realiza una cuanticación de los mismos y una inferencia e interpretación cualitativa para obte-ner los resultados y las correspondientes conclusiones. doxa.comunicación | nº 36, pp. 125-144 |enero-junio de 2023Sara González-FernándezISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-39781354. ResultadosLos resultados obtenidos se presentan siguiendo la estructura jada de la cha de análisis. Se hará uso de grácos en aquellos casos en los que los resultados sean más relevantes y se precise, por tanto, de un refuerzo visual para ilustrarlos: 4.1. PersonajesEn primer lugar, la gura del agresor de los actos de violencia sexual analizados se caracteriza porque en todos ellos hay unani-midad en las categorías de sexo, edad y grado de discapacidad: el 100% de las escenas cuenta con agresores de sexo masculino, de una franja de edad joven y con ningún grado de discapacidad. En lo que respecta al número de agresores que participan en el acto sexual, un 75% de las escenas tienen un solo agresor mientras que el 25% tiene un agresor grupal. Este caso se corresponde con el caso de abuso sexual que sufre Terry cuando es víctima de un engaño por parte de dos chicos para que los tres mantengan relaciones sexuales. En cuanto al rol que desempeñan en la cción, el 20% de los agresores se enmarca en el rol de personaje secundario, otro 20% de ellos lo hace en el de personaje habitual y el 60% no se identica con ningún rol, ya que son totalmente desconocidos en el peso de la trama. Llama la atención que la gura del agresor no se corresponda en ningún caso con el rol de protagonista o antagonis-ta; personajes que cuentan con el mayor peso de cualquier relato.Por último, en la categoría de la relación que mantiene el agresor con su víctima, en el 80% de los casos no hay relación debido a que el agresor es desconocido para la víctima de forma total (como ocurre en el caso de la agresión sexual a Arabella o en el del abuso sexual que sufre Terry) o de forma parcial (como ocurre en los actos de violencia sexual en los que Kwame se ve envuelto, ya que intercambia algunas conversaciones con las personas con las que tiene citas a través de una aplicación de móvil). El 20% restante se corresponde con el acto de violencia sexual que tiene como protagonistas a Arabella y Zain, ya que su relación laboral favorece la cercanía y complicidad que hay entre ambos.En segundo lugar, la gura de la víctima de los actos de violencia sexual analizados se caracteriza porque presenta unanimidad en las categorías de número de víctimas, edad y grado de discapacidad: el 100% de las escenas cuenta con unas víctimas que sufren la violencia sexual de forma individual (no hay más víctimas con ellas), que pertenecen a una franja de edad joven y que no cuentan con ningún grado de discapacidad. Con respecto al sexo de las víctimas, el 80% son mujeres, mientras que el 20% son hombres, un porcentaje que se corresponde únicamente con la escena en la que Kwame es víctima de una agresión sexual por parte de uno de los chicos que conoce a través de una aplicación móvil de citas. Por otra lado, la categoría referente al rol que desempeñan las víctimas en la cción sí presenta diferencias con el de los agresores, ya que, en este caso, el 40% se enmarca dentro del rol de protagonista, representado por Arabella, otro 40% lo hace dentro del rol de personaje secundario, representado por Terry y Kwame y el 20% restante no se identica con ningún rol, ya que está represen-tado por la chica con la que Kwame mantiene una relación sexual mediante engaño y esta no cuenta con un papel destacado o signicante en la trama de la cción. Para nalizar, hay que señalar que en la categoría correspondiente a la relación que mantie-ne la víctima con su agresor, los resultados son iguales que los presentados.