402 | nº 39, pp. 401-419 |julio-diciembre de 2024Análisis del estilo audiovisual en la representación del periodismo: el ser y el deber ser en The Wire (Bajo escucha)...ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicación1. IntroducciónLa representación de los periodistas en el territorio de la cción tiene relevancia en cómo son percibidos en el mundo real (Ehrlich, 1997). La cultura popular inuye, de hecho, en la visión que el público tiene de la ecacia de los medios informativos (Saltzman, 2005: 2). Por ello, han proliferado los estudios sobre el modo en el que el cine –un medio de masas investido de una sólida legi-timación cultural– se ha ocupado tanto de los profesionales de la información (McNair: 2010) como de la actividad periodística propiamente dicha (Ehrlich: 2004). Si a comienzos del siglo XXI se seguía subrayando la preferencia de la perspectiva fílmica en las investigaciones sobre las re-presentaciones del periodismo (Saltzman, 2005), el creciente prestigio de las series de televisión ha ayudado a ensanchar el paisaje. Sin duda, el desarrollo de narrativas seriales más elaboradas y complejas (Mittell, 2015) alimentó el interés académico por producciones que, como e Wire (Bajo escucha)1 o e Newsroom acapararon la atención de los críticos, recibieron premios importantes y suscitaron no pocas polémicas.Mientras que en la primera el periodismo se erigió en el tema principal de la última temporada2, en la segunda el ejercicio de la profesión constituyó su razón de ser. Al tratarse de dos apuestas importantes de la Home Box Oce (HBO) –el canal que cons-truyó su imagen de marca sobre el valor de la calidad (Cascajosa, 2011)–, el abordaje de una cuestión tan trascendental para el funcionamiento de las sociedades democráticas provocó cualquier efecto menos la indiferencia. 1 El interés por la serie dio origen a numerosas publicaciones, como el volumen colectivo editado por Errata Naturae (2010) o el de Álvarez y Simon (2013), por destacar algunas. 2e Wire (Bajo escucha) es un gran fresco sobre la ciudad de Baltimore que focaliza cada una de sus cinco temporadas en un aspecto esencial –aunque todos interrelacionados– de la vida en la urbe: el tráco de drogas, el contrabando de mercancías y personas en el puerto, la lucha por el poder político, los problemas estructurales del sistema educativo y el funcionamiento de la prensa. pectivas igualmente relevantes. El presente trabajo pretende colmar la laguna existente respecto a los enfoques formales y propone un aná-lisis textual y comparado de las claves estilísticas de ambas series en su tratamiento de la actividad periodística. Como principal resultado, se concluye que, aunque las dos mantienen una conexión importante con la realidad, e Wire (Bajo escucha) apuesta por un sistema formal –articulado por las estrategias de puesta en escena, planicación, mon-taje y espacio sonoro– más proclive a la exposición descriptiva de los hechos, mientras que e Newsroom se decanta por una expresividad que idealiza el ejercicio de la profesión mediante el énfasis sentimental. Palabras clave: Representación periodística; estilo televisivo; análisis textual; e Wire; e Newsroom.is paper aims to ll the existing gap with regard to formal approaches by proposing a textual and comparative analysis of the stylistic keys of both series in their approach to journalistic activity. One of the main ndings is that although both series are very realistic, e Wire focusses on a formal system built upon the strategies of staging, planning, editing and sound space, with a tendency to descriptively display the facts, while e Newsroom uses an expressiveness that idealises the way the profession is carried out with a sentimental emphasis. Keywords: Journalistic representation; television style; textual analysis; e Wire; e Newsroom. doxa.comunicación | nº 39, pp. 401-419 julio-diciembre de 2024Miguel Ángel Huerta Floriano y Ernesto Pérez MoránISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978| 403 Por todo ello, no se puede entender la representación televisiva del periodismo en lo que va de siglo sin dos creaciones que admi-ten, dada su proximidad temporal y la coincidencia en el canal emisor, un análisis comparado que se sume a los estudios sobre cada una de ellas. Estos, además, se han centrado generalmente en aspectos ideológicos, narrativos y/o éticos, por lo que, en principio, resultaría novedoso añadir una perspectiva estilística que ayude a comprender la forma especícamente audiovisual en la que el ocio periodístico aparece en las pantallas. 1.1. e Wire y e Newsroom: dos planteamientos sobre el ejercicio del periodismoUn periódico llamado eBaltimore Sun y la cadena televisiva de noticias por cable Atlantis Cable Network (ACN) son los núcleos de la última entrega de e Wire (Bajo escucha) y de la primera de e Newsroom. Las denominaciones elegidas por David Chase y Aaron Sorkin –creadores de ambas series– tienen una poderosa signicación: mientras una es la versión cticia de la conocida cabecera de Baltimore, la otra es una marca inventada que hace referencia a la célebre ciudad mitológica. De este modo, los nombres advierten de la vocación realista y épica de ambas obras. Antes de nada, conviene advertir de las diferentes personalidades de unas guras clave de la serialidad como Simon y Sorkin, si bien los dos encajan en el perl de showrunners temperamentales y problemáticos que protagonizaron la tercera edad de oro de la televisión estadounidense (Martin, 2014)3.Por una parte, Simon heredó su interés por el ocio de su padre periodista y empezó a colaborar en los periódicos estudiantiles tanto del colegio como de la Universidad de Maryland, antes de trabajar como reportero durante doce años en eBaltimore Sun(Sabin, 2011: 140). Inuido por el Nuevo Periodismo y con una visión liberal de izquierdas, cultivó un reporterismo que, centrado en el narcotráco de la ciudad, asumía a veces un formato serial. Durante los años noventa depuró un estilo que cuajaría en sus libros Homicide (1991) y e Corner (1997). Entremedias, produjo y escribió Homicidio (Homicide: Life on the Street, NBC, 1993-1999), la serie basada en su obra literaria. El salto a la HBO con e Corner (2000) culminó su viaje desde la prensa escrita a un medio audiovisual que le permitía explorar los mismos temas con talante de crónica y una importante libertad autoral (Jensen, 2017). La última temporada de e Wire (Bajo escucha) solo puede entenderse si se parte de su condición de guionista decepcio-nado con la deriva del periodismo. El interés de Sorkin por el mundo periodístico venía, sin embargo, desde fuera. Proveniente de una familia de juristas, su gusto por la dramaturgia le llevó a obtener un Bachelor of Arts en la Universidad de Siracusa en 1983. Debutó como guionista en Ho-llywood con Algunos hombres buenos (A Few Good Men, Rob Reiner, 1992), que adaptaba su propia obra teatral. Tras el éxito de Malicia (Malice, Harold Becker, 1993) y de El presidente y Miss Wade (e American President, Rob Reiner, 1995) se le abrieron las puertas de la industria televisiva, para la que produjo y escribió Sports Night (ABC, 1998-2000), que giraba alrededor de la redacción de deportes de una cadena por cable, si bien se centraba más en lo personal que en lo profesional (Ferrucci y Painter, 2012). La consolidación como creador televisivo le llegaría con El ala oeste de la Casa Blanca (e West Wing, NBC, 1999-2006), que acumuló premios y críticas elogiosas durante las cuatro temporadas en las que permaneció en la serie. A esas alturas de su 3 Simon tiene un gran protagonismo en el polémico libro que Martin dedicó a esos hombres difíciles, pero, extrañamente, la de Sorkin es una ausencia clamorosa. 404 | nº 39, pp. 401-419 |julio-diciembre de 2024Análisis del estilo audiovisual en la representación del periodismo: el ser y el deber ser en The Wire (Bajo escucha)...ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicacióncarrera, los rasgos de escritura de Sorkin estaban bastante denidos, hasta el punto de que él mismo reconocía poseer un “estilo romántico idealista” (Fahy, 2005: 14). La HBO estrenó e Newsroom en noviembre de 2014, tras un periodo balbuceante que incluyó Studio 60 on the Sunset Strip(NBC, 2006-2007), aproximación al mundo de los late night que se canceló tras la primera temporada. Claramente, Sorkin se sentía atraído por el funcionamiento de los medios de comunicación, por lo que pasó más de un año en varias redacciones tele-visivas para recrear los entresijos de la industria de los informativos por cable (Huver, 2011). Con semejantes antecedentes, no extrañan algunos detalles que simbolizan los talantes de e Wire (Bajo escucha) y de e Newsroom. Por ejemplo, en un episodio de la primera temporada de la creación de Simon –Bajo escucha (e Wire, 1.06)–, el detective Lester Freamon (Clarke Peters) pronuncia la frase “all the pieces matter” –“todas las piezas importan”–, que se convirtió en un icono reejado en productos de merchandising y en un monográco sobre la serie (Abrams, 2018). Por su parte, el material de promoción de e Newsroom la presentaba como una mirada entre bastidores a quienes cumplen con la “quijotesca misión” de lograr buenas noticias superando obstáculos comerciales y corporativos (Peters, 2015: 608). La frase de Freamon resumía la visión factual y el estilo descriptivo que Simon deseaba imprimirle a un relato desplegado en diversos pero interrelacionados frentes. Y la asunción quijotesca de Sorkin suponía una declaración de principios sobre el idea-lismo de la obra. Dos aproximaciones distintas a un mismo hecho –el periodismo–, que podrían resumirse como la descripción del ser frente a la defensa del deber ser. 1.2. El interés de la perspectiva estilística en los estudios televisivos: objetivos e hipótesisLos presupuestos manejados por Simon y Sorkin en la representación del periodismo divergían, pero sus series coincidieron en algo: ambas sufrieron una recepción hostil por parte de los medios de comunicación estadounidenses. Tras el entusiasmo despertado por las temporadas precedentes de e Wire, la quinta se tomó como una venganza de Simon, a quien acusaron de retorcer y manipular su experiencia personal para saldar cuentas pendientes. Así, las empresas de la Tribune Company –propietaria del Baltimore Sun– se cebaron con la trama periodística para defender su propia credibilidad, puesta en entredicho (Steiner et al., 2012). Aunque hubo alguna excepción, proliferaron los reproches al ánimo rencoroso del autor (Zu-rawik, 2007; Vozzella, 2008; Ryan, 2008) y al trazo caricaturesco de algunos personajes, especialmente los que tenían responsabi-lidades ejecutivas (Caramanica, 2008). Por su parte, buena parte de las críticas a e Newsroom giraban en torno a su defensa de unos ideales institucionales percibidos como irreales y escasamente prácticos (Koliska y Eckert, 2015: 751). La distancia entre lo que muchos periodistas entendían como la realidad de la profesión y la representación en pantalla alimentaron los duros análisis publicados en medios de referen-cia (Stern, 2012; Nussbaum 2012; Hale, 2012; Marash, 2012). Tanto recelo evidenciaba un interés que pronto se trasladó al ámbito académico. En el caso de e Wire, destacan los trabajos sobre las técnicas dramáticas para formular una crítica reformista y nostálgica (Sabin, 2011), el intento de reparación de los para-digmas periodísticos (Steiner et al., 2012) y el papel de los pseudoacontecimientos en el proceso de recopilación de noticias (Fe-rrucci y Painter, 2013). Y en el de e Newsroom, las propuestas centradas en la representación heroica de los periodistas (McNair, doxa.comunicación | nº 39, pp. 401-419 julio-diciembre de 2024Miguel Ángel Huerta Floriano y Ernesto Pérez MoránISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978| 405 2014), las reexiones populares sobre el estado del periodismo como reacción a la serie (Peters, 2015) o la recepción mediática al modo de retratar la profesión (Koliska y Eckert, 2015).Dichas investigaciones inciden en aspectos ideológicos, narrativos y de recepción, circunstancia poco extraña, pues, de todas las aproximaciones posibles al medio televisivo, las relacionadas con el estilo han sido de las menos abordadas (Butler, 2010). La his-toria de los estudios televisivos se caracteriza por una lenta progresión de los enfoques estéticos y formales por parte de quienes fueron sentando las bases teóricas de este tipo de aproximaciones (Newcomb, 1974; Ellis, 1982; orburn, 1987; Caldwell, 1995; Metallinos, 1996) y de teóricos que, pasados unos años, las aplicaban en estudios de caso de autores y obras relevantes (Vidal, 2018; Huerta y Pérez, 2019). Por todos esos motivos, el objetivo principal de este trabajo consiste en complementar los estudios ya existentes sobre la repre-sentación del periodismo en e Wire (Bajo escucha) y e Newsroom con un trabajo que, de forma novedosa, coloque la lupa so-bre sus rasgos estilísticos. Y, para lograrlo, partimos de la hipótesis de que el estilo audiovisual de ambas series resulta coherente con los planteamientos realistas e idealizadores que, respectivamente, tienen. 2. MetodologíaPara examinar las cualidades estilísticas de las series se procede al análisis textual de los diez capítulos de la quinta temporada de e Wire(Bajo escucha) y de la decena de episodios que integran la primera de e Newsroom. Concretamente, la actividad analítica se centra en los elementos con los que Bordwell y ompson caracterizan el “estilo cinematográco” (2001: 155-350). El análisis textual permite identicar los posibles signicados inherentes a un texto, lo cual resulta útil para el investigador que se ocupa de los contenidos de cción de los medios de comunicación (Larsen, 1991). De hecho, ayuda a sortear las limitaciones de las metodologías cuantitativas y abre un abanico de opciones para identicar patrones implícitos presentes en el objeto de estudio (Furshich, 2009: 41). No obstante, al tratarse de un campo de estudio tan amplio, nos centramos de manera especíca en un análisis de la representa-ción que privilegia los aspectos formales de naturaleza estilística. Buena parte de los elementos visuales y sonoros que conguran los textos audiovisuales de cción quedan explicados por Bordwell y ompson bajo el concepto “estilo cinematográco” (2001: 155). En su opinión, el estilo es un sistema formal articulado que resulta de una determinada puesta en escena, unas estrategias de planicación, una combinación de los planos en el montaje y un diseño concreto del sonido. Partiendo de estos bloques, en la veintena de capítulos se analizan: los decorados y escenarios, el vestuario y maquillaje, la ilu-minación, la expresión y movimiento de las guras; la composición de los encuadres, la planicación en función de la escala, la angulación y el movimiento; las relaciones grácas y rítmicas entre planos; y las cualidades sonoras (ruidos, música y similares). Los resultados obtenidos resultan potencialmente comparables entre sí para discernir –con carácter global y panorámico– el modo en el que abordan el mismo asunto: la actividad periodística. Para favorecer el rigor de la comparación, seleccionamos a modo de muestra el mismo número de unidades –una temporada, compuesta por idéntico número de episodios–, si bien en el caso de e Wire se trata de la quinta y última entrega de capítulos y, en el de e Newsroom, de la primera. Conviene subrayar 406 | nº 39, pp. 401-419 |julio-diciembre de 2024Análisis del estilo audiovisual en la representación del periodismo: el ser y el deber ser en The Wire (Bajo escucha)...ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónque la creación policiaca de David Simon solo centra una de sus tramas en la prensa durante la quinta temporada, mientras que la de Aaron Sorkin gira alrededor de una cadena de noticias televisivas en las dos que se emitieron. Por último, los textos también son comparables por razones de producción. Las dos series están producidas por la HBO y se emitieron originariamente del mismo modo –en emisión semanal para los abonados de dicha cadena de cable premium– con un lapso que fue desde el 9 de marzo de 2008 –fecha de despedida de e Wire (Bajo escucha)– hasta el 10 de noviembre de 2014, día del estreno de e Newsroom. 3. Resultados3.1. Cualidades estilísticas en la representación del periodismo: la quinta temporada de e Wire (Bajo escucha)La última entrega de e Wire(Bajo escucha) prolonga varias líneas argumentales del relato sobre una unidad policial que per-sigue el narcotráco mediante técnicas de escucha y videovigilancia. Sin embargo, la obra es un gran retablo sobre Baltimore, la ciudad más poblada del estado de Maryland y una de las más violentas del mundo. En la quinta temporada, el grupo de policías se disuelve por los recortes del ayuntamiento. El detective Jimmy McNulty (Dominic West), harto de la situación, aprovecha las muertes de varios vagabundos para simular que han sido asesinados. Cuando el alcal-de omas Carcetti (Aidan Gillen) entiende que puede sacar rédito electoral –aspira a convertirse en gobernador– de la situación, destina los medios necesarios a la resolución del caso, si bien McNulty los desvía al de Marlo Staneld (Jamie Hector), uno de los capos de la droga a quien llevan meses vigilando. El veterano Lester Freamon lidera una operación encubierta que culmina con la caída de la banda de Marlo. Finalmente, cuando todo se descubre, la maquinaria política se activa para que nada trascienda, aunque suponga la degradación de varios policías y la liberación del narcotracante. En la sucesión de los acontecimientos resulta decisiva la implicación de e Baltimore Sun. La empresa atraviesa problemas económicos y sus profesionales trabajan en condiciones precarias. El editor ejecutivo James Whiting (Sam Freed) anima a los redactores a potenciar el “lado dickensiano” de las noticias para aspirar a un premio Pulitzer. El ambicioso M. Scott Templeton (omas McCarthy) aprovecha la coyuntura y termina publicando una serie de reportajes plagados de falsedades sobre los asesi-natos de vagabundos. El veterano editor de la sección local, Gus Haynes (Clark Johnson), intenta evitar los desmanes de Temple-ton, quien cuenta con el apoyo de Whiting y de Klebanow (David Costabile), el redactor jefe. Finalmente, y a pesar de que tanto Gus como McNulty conocen las mentiras que jalonan los artículos, los ejecutivos y el periodista de eBaltimore Sun recogen su ansiado Pulitzer. La relación entre el periódico y la ciudad queda de maniesto en la cabecera de la temporada. La secuencia está compuesta por imágenes de breve duración, la segunda de las cuales se corresponde con los ejemplares que corren por la cinta de una rotativa, justo después del plano detalle de una pantalla con unas ondas sonoras y antes del plano general del edicio del ayuntamiento doxa.comunicación | nº 39, pp. 401-419 julio-diciembre de 2024Miguel Ángel Huerta Floriano y Ernesto Pérez MoránISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978| 407 de Baltimore. Al son de una versión de Way Down in the Hole interpretada por Steve Earle4, se suceden otros planos que reeren el mundo de la delincuencia –dosis de drogas, chas de detenidos, patrullas policiales con las sirenas encendidas…–, la política y la marginalidad. Entre ellos, las portadas de varias noticias se suman a las de la imprenta para anunciar el papel de la prensa escrita en el pulso de la urbe. 3.1.1. Estrategias de puesta en escenaEl periódico tiene un peso notable en los acontecimientos que pueblan la temporada. Para reforzar el tono realista, David Simon –que cubrió el mundo del crimen desde 1982 a 1995– conservó el nombre y se empeñó en que los elementos de puesta en escena se asemejaran lo más posible a las instalaciones de e Baltimore Sun. Así, se reprodujeron con detalle el aspecto de la redacción, el color de las paredes y hasta el modo en el que los profesionales se recogían las mangas de sus camisas (Steiner et al., 2012: 708). El acceso a ese mundo se produce avanzado el metraje de Más con menos (More with Less, 1.01), título que reere los recortes sufridos por policías y periodistas. Durante la escena, Gus está junto a otros colegas en la parte trasera del edicio. Una valla electricada y un cartel que prohíbe el paso se interponen entre el grupo y el objetivo de la cámara, en un uso del decorado que –salvando las diferencias estéticas– recuerda al comienzo de Ciudadano Kane (Citizen Kane, Orson Welles, 1941). También aquí se sortea el obstáculo para poder ver y escuchar cómo, entre máquinas oxidadas y desordenadamente aparcadas, los hombres comentan los rumores de despidos que circulan por la empresa.Tras apurar un cigarrillo, Gus sube las escaleras que dan acceso a la redacción, sin duda la gran referencia escenográca de la tra-ma periodística. Se trata de un espacio de amplias dimensiones y saturado de guras y objetos: redactores apiñados en pequeñas mesas con sus ordenadores, libros, archivadores, papeles desperdigados, carteles colgados en las paredes, etcétera. El decorado apunta a las estrecheces y el desorden de la praxis laboral, subrayadas por la baja altura de un techo plagado de uorescentes que oprimen a los personajes por la parte alta del cuadro. Abundan, además, los tonos fríos y neutros, con predominio de grises y blancos, complementados con el verde pastel de algunas columnas y contrapunteados con elementos que saltean pequeñas zonas de rojo y amarillo. Se trata, en suma, de un ambiente articial y algo caótico como resultado de las urgencias cotidianas.La mayor parte de las escenas periodísticas transcurren en la redacción, lo que apunta a una cierta pérdida del reporterismo de calle. La frecuencia con la que los redactores asisten a ruedas de prensa y otros actos convocados por políticos y policías –Transiciones(Transitions, 5.04)5, El aspecto dickensiano (e Dickensian Aspect, 5.06), Últimas ediciones (Late Editions, 5.09), 30 (5.10)– refuerza dicha visión. Además, la estrecha relación entre periodismo y poder se evidencia en bares y cafeterías, escenarios donde los profe-sionales y sus fuentes encuentran un clima de condencialidad para intercambiar informaciones. Especialmente elocuente es el pa-saje de No por atribución (Not for Attribution, 5.03) durante el que Gus comparte unas copas con Norman Wilson (Reg. E. Cathey), 4 La canción, compuesta por Tom Waits, tiene intérpretes y versiones diferentes en cada temporada: e Blind Boys of Alabama, el propio Waits, e Neville Brothers y DoMaJe, en las cuatro primeras. 5 La visión de las ruedas de prensa como instrumento de relaciones públicas mediante eufemismos se concreta cuando Gus traduce lo que dice el alcalde durante una comparecencia retransmitida por televisión que los periodistas siguen desde la redacción. 408 | nº 39, pp. 401-419 |julio-diciembre de 2024Análisis del estilo audiovisual en la representación del periodismo: el ser y el deber ser en The Wire (Bajo escucha)...ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónperiodista retirado y actual asesor del alcalde, quien le ltra el relevo en la superintendencia de la policía. El juego está tan asumido que Gus dice hablar con su interlocutor “de puta a puta”6. Por otro lado, en contadas ocasiones los periodistas aparecen en espacios domésticos. Cuando lo hacen –y se trata de un rasgo que comparten con los agentes de la ley– quedan claras sus dicultades para desconectar de las obligaciones laborales. En los primeros capítulos la serie recurre a los domicilios para caracterizar a algunos de los periodistas, como cuando Gus es incapaz de conciliar el sueño y despierta a su mujer en Informes sin conrmar (Unconrmed Reports, 5.02) porque duda sobre la exactitud de un dato que se va a publicar. También Alma se levanta de madrugada en No por atribución y sale a buscar un ejemplar del Sun, para averiguar en qué página le han publicado una pieza. Está clara, pues, la predominancia de los escenarios interiores de la trama periodística, aunque al desplegarse el caso del falso asesino de mendigos los exteriores cobran mayor protagonismo. Sin embargo, en más de una ocasión se apunta a la incomodi-dad de Templeton cuando trabaja al aire libre, cosa que le sucede tanto en la búsqueda de testimonios para una historia sobre el equipo local de baseball como cuando se mete de lleno en su serie de reportajes a propósito de los sintecho. Esa visión negativa sobre el ejercicio de la profesión se compensa gracias a Mike Fletcher (Brandon Young), el joven redactor de raza negra al que –ya en las postrimerías de la temporada– Gus permite convivir con Bubbles (Andre Royo) para preparar un artículo de fondo que hable sobre la vida en las calles con autenticidad. El decorado desempeña, con carácter general, una función ambiental de corte realista. Bordwell y ompson, además, deno-minan “atrezzo” a aquellos objetos del decorado que operan de forma activa dentro de la acción y que pueden convertirse en un motivo de la narración (2001: 160-161). En esa línea funcionan los ejemplares impresos del periódico que manejan muchos personajes –agentes de policía, políticos, tracantes, los propios redactores…– en momentos signicativos, haciendo palpable la trascendencia de la prensa en las distintas tramas y su peso en la vida de la ciudad. Esa importancia queda matizada, no obstante, por la cantidad de ocasiones en las que son arrojados a una papelera, sobre todo cuando los agentes policiales se enfadan por lo publicado. El vestuario y maquillaje se mueven también en una línea naturalista. Generalmente, los profesionales visten con camisas re-mangadas en la redacción y con chaquetas y corbatas –podría decirse que respetan las normas de etiqueta con sobriedad y sin lujos– cuando hacen su trabajo fuera de ella o asisten a eventos ociales. Llama la atención la veteranía de los secundarios del periódico, que parecen los últimos de una especie en extinción. Como señala Sabin, más de una docena de antiguos colegas de David Simon en el Sun –incluida su mujer, Laura Lippman– aparecen a lo largo de la serie (2010: 147). Es más, el propio Simon está sentado durante el último episodio en un puesto de redactor, con un bolígrafo en la boca mientras escribe de forma concen-trada. Justo delante tiene un letrero con un mensaje reivindicativo: “salve al Sun”7. 6 El gusto del personaje con los locales públicos como lugar de encuentro con sus fuentes se conrma cuando en Últimas ediciones almuerza con Nerese Campbell (Marlyne Barrett), quien prepara su asalto a la alcaldía. También Jimmy McNulty se reúne en más de una ocasión con Alma y con Templeton en cafeterías y bares para usar a la prensa en su maquiavélica cruzada. 7 No es el único detalle de ese estilo: en la secuencia de montaje con la que acaba la temporada se ve otro letrero que Gus tiene en su escritorio y que dice: “apoya a nuestro personal”. doxa.comunicación | nº 39, pp. 401-419 julio-diciembre de 2024Miguel Ángel Huerta Floriano y Ernesto Pérez MoránISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978| 409 La iluminación varía, por su parte, según el tipo de escenario en el que transcurra la acción. Como ya se indicó, los techos bajos de la redacción están plagados de uorescentes que inundan la estancia con una luz cenital y suave, generando un ambiente uniforme y neutro coherente con un espacio concebido para el trabajo colectivo. Sin embargo, cuando los profesionales salen de ahí se da una mayor estilización de las luces. Se pasa así a una proliferación de sombras y tonos cálidos en situaciones como la reunión de los periodistas en un bar del primer capítulo –para reforzar la camara-dería entre colegas– y durante los sucesivos encuentros con las fuentes. En esas escenas la iluminación ayuda a crear un ambiente de condencialidad imprescindible para el modo en el que la serie entiende el reporterismo.Por último, en cuanto a la expresión y movimientos de las guras también se reiteran ciertos rasgos. A la representación diná-mica de la actividad en la redacción contribuye el alto ritmo interno de muchos pasajes ubicados allí. La mayor parte de los encuadres incluyen desplazamientos de guras que forjan una atmósfera de gran fragor. Por si fuera poco, el talante proactivo e inconformista de Gus se evidencia en sus continuos viajes entre las mesas. De hecho, son muchas las escenas que comienzan con él entrando enérgicamente en el escenario para subrayar la personalidad de quien concibe su profesión como una búsqueda constante de la verdad. 3.1.2. Estrategias de planificación Por regla general, la quinta temporada de e Wire tiende a una planicación descriptiva, con abundancia de escalas medias –planos americanos, medios largos y medios cortos que equilibran el protagonismo entre los personajes y el contexto– y un em-pleo menor y funcional de las largas –para ubicar la acción– y las cortas –para ayudar a la lectura de detalles como el titular de al-guna noticia del periódico–. De igual modo, se privilegian los ángulos normales y los contrapicados leves frente a otras posiciones más forzadas o expresivas de la cámara, casi inexistentes. A todo ello hay que sumarles los movimientos de cámara –sobre todo el travelling y la panorámica– con una intencionalidad múltiple, pues a menudo el mismo desplazamiento sirve para acompañar a algún personaje, describir el escenario y relacionar entre sí elementos que se encuentran al comienzo y al nal de la toma. Las escenas de redacción tienden a repetir patrones de planicación. En numerosas ocasiones Gus –cuyo punto de vista se privi-legia en la trama– entra en el lugar con paso decidido mientras la cámara registra su itinerario con planos generales o americanos –de gran profundidad gracias a las lentes focales cortas–, contrapicados que destacan la baja altura del techo y un travelling de acompañamiento que aumenta la agilidad. El desplazamiento de la cámara suele tener, además, una intención tanto descriptiva del espacio como relacional, pues establece un vínculo signicativo entre elementos o guras dispuestas en el escenario. A partir de ahí, durante los diálogos entre profesionales se reducen las escalas a planos medios cortos, generalmente estáticos o con leves travellings. Solo puntualmente la planicación se torna más expresiva al combinar primeros planos con el manejo de la cámara al hombro, lo que suma nervio a la realización. El recurso es patente en Código (Took, 5.07), sobre todo cuando Gus se dirige a los periodistas y les anuncia que dispondrán de medios para seguir el asunto del supuesto psicópata. En paralelo se da cuenta de la reunión en la que Cedric Daniels (Lance Reddick) habla a otros ociales para organizar la búsqueda del homicida, pues el alcalde también ha prometido recursos para el caso. El paralelismo entre la cción periodística y policial que cruza la temporada se refuerza con 410 | nº 39, pp. 401-419 |julio-diciembre de 2024Análisis del estilo audiovisual en la representación del periodismo: el ser y el deber ser en The Wire (Bajo escucha)...ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónotro empleo circunstancial de la cámara al hombro cuando –en 30– Templeton miente a McNulty diciéndole que ha visto al sos-pechoso huir en una furgoneta. Por otro lado, lo habitual es que las escalas medias se registren con lentes focales más largas que niegan la profundidad y generan una percepción desde lejos. La estrategia incluye otro rasgo compositivo que aparece con insistencia: los bustos suelen tener delante objetos que restan porción de aire, les cierran el espacio y conceden al objetivo de la cámara –y, por tanto, al espectador– un rol de testigo de los hechos. La secuencia en la que Gus accede por primera vez a la redacción –Más con menos– es paradigmática de todo lo expuesto. La cámara espera al periodista en una parte central y cuando entra combina una leve panorámica con un travelling horizontal de acompañamiento que, al tiempo, describe un lugar plagado de puestos de trabajo. El plano americano pasa por corte a uno me-dio largo cuando se para a hablar con un redactor. Tras una breve elipsis hace lo propio con otro, instante en el que tres monitores desenfocados de ordenador se ubican en primer término ocupando buena parte del encuadre. La apariencia de plano robado, como si el objetivo de la cámara se correspondiera con los ojos de un redactor anónimo que observa la acción, conere al espec-tador un papel de testigo participante de los hechos. 3.1.3. Estrategias de montajee Wire (Bajo escucha) emplea un estilo invisible propio del lenguaje clásico, con una tendencia a la continuidad entre imáge-nes, los cambios graduales de escalas y los cortes –la técnica de ensamblaje casi única– que favorecen la transparencia. Además, en cuanto al ritmo generado por la edición predomina la síntesis, con abundancia de tomas largas y fragmentos más breves cuando se dan diálogos con frases cortas.La continuidad y la transparencia en el montaje sirven a la exposición de unos hechos representados como las partes interre-lacionadas de un todo más grande. Como consecuencia, hay escenas que plantean una situación súbitamente interrumpida para dar paso a otra/s de una/s trama/s distinta/s antes de recuperar el desarrollo y resolución de la primera. En este sentido, el montaje es una herramienta básica para materializar el axioma “todas las piezas importan” que impulsa la obra, si bien solo excepcionalmente se presentan en paralelo acciones que suceden simultáneamente en escenarios distintos. Lo habitual, por contra, es el discurrir lineal –no hay ashbacks– y uido de los acontecimientos. No obstante, el talante expositi-vo se rompe en la última secuencia del último capítulo. En lo que constituye uno de los rasgos formales más diferenciales de e Wire(Bajo escucha) –así se clausuran todas las temporadas–, el relato naliza con una secuencia de montaje –tan excepcional como la cámara lenta de algunos de sus planos– que, mediante fragmentos de breve duración, supone una escueta resolución de cada trama. Al suceder unas a las otras se produce un efecto de generación de signicado por combinación, estableciéndose un nexo valorativo entre las partes de ese retablo de grandes dimensiones que es Baltimore en su conjunto. La intención valorativa resulta más evidente al estar antecedida la secuencia por una mirada de McNulty hacia la ciudad, en un gesto similar al del estibador que contempla el puerto en Puerto en la tormenta (Port in a Storm, 2.12). En lugar del contraplano correspondiente a su punto de vista, el espectador ve situaciones diversas que pertenecen al mundo policial, callejero, judicial, carcelario y, por supuesto, mediático, en una propuesta que aclara las causas y los efectos de cuanto ocurre en la ciudad. doxa.comunicación | nº 39, pp. 401-419 julio-diciembre de 2024Miguel Ángel Huerta Floriano y Ernesto Pérez MoránISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978| 411 Concretamente, la trama del Sun culmina con dos pasajes muy breves que resumen la relación de amor/odio que la obra parece tener con el mundo del periodismo: mientras Templeton recoge su premio Pulitzer y lo comparte con Whiting y Klebanow, el riguroso Fletcher parece haber ascendido, pues da indicaciones a un redactor veterano. Finalizada la secuencia, el relato vuelve a McNulty, quien tras decirle “vámonos a casa” al indigente al que ha sacado del alber-gue, arranca el coche y abandona el cuadro para dejar como última imagen de la serie una escala general con los rascacielos de Baltimore al fondo y una autopista cruzada por coches en primer término. El plano aguanta en pantalla un tiempo considerable a modo de conclusión: nada ha cambiado, todo sigue igual. 3.1.4. Estrategias sonoras El sonido ayuda a congurar un sistema formal con una intencionalidad expositiva. La vocación descriptiva queda patente en el uso de la banda de ruidos, muy presente en las escenas ubicadas en la redacción del Sun. El paisaje sonoro suele ser denso, con gran protagonismo de los timbres telefónicos, las teclas de los ordenadores y las conversaciones de fondo. Así como la puesta en escena revelaba una tendencia a la acumulación y el desorden en los aspectos visuales, el espacio sonoro durante ese tipo de secuencias redunda en la misma idea.En cualquier caso, también aquí se pretende un realismo que hace del espectador una especie de testigo presencial. Existe una premeditación creativa en uno de los rasgos formales más singulares de la obra: la práctica totalidad de los sonidos son diegéticos y están, por tanto, presentes en la acción. Eso sucede de forma notoria con la música, ya que e Wire (Bajo escucha) carece de banda sonora extradiegética que sirva para contagiar emociones o para otros nes expresivos. Las únicas composiciones musica-les que suenan forman parte de la diégesis y, además, no están introducidas mediante articios de posproducción. De ese modo, géneros populares y enérgicos –blues, jazz, rock– complementan la verosimilitud de las reuniones en los bares, como la de Gus y el veterano Twigg (Bruce Kirkpatrick) en No por atribución. Así, el brío de una trompeta de jazz sirve de contrapunto al lamento de Twigg, quien va a ser despedido: “en diez años no quedará nada a lo que llamar periódico”. Tal y como se explicaba al tratar el montaje, la secuencia elaborada que sirve de resolución es absolutamente excepcional. La sucesión de escenas breves que la componen se complementa con un tema musical extradiegético –el único en toda la tempo-rada, algo que también pasa en las temporadas precedentes– que suena de principio a n. El añadido expresivo tiene, además, un matiz autorreferencial, pues se trata de la versión de Way Down in the Hole interpretada por e Blind Boys of Alabama que sonaba en la cabecera de la primera temporada. 3.2. Cualidades estilísticas en la representación del periodismo: la primera temporada de e NewsroomEl detonante de e Newsroom llega cuando Charlie Skinner (Sam Waterston), presidente de la división de informativos de la Atlantis Cable Network (ACN), contrata a MacKenzie McHale (Emily Mortimer) como productora ejecutiva de News Night, el programa en prime time de la cadena. Su presentador y editor, Will McAvoy (Je Daniels), se muestra reticente por dos razones: tuvieron una relación sentimental que acabó por una indelidad de ella y no cree que sea la persona indicada para lograr grandes audiencias. 412 | nº 39, pp. 401-419 |julio-diciembre de 2024Análisis del estilo audiovisual en la representación del periodismo: el ser y el deber ser en The Wire (Bajo escucha)...ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978doxa.comunicaciónEl idealismo de MacKenzie –“es la hora de don Quijote”, pronuncia en Decidimos hacerlo (We Just Decided To, 1.01.)– se va impo-niendo desde que, nada más aterrizar en la redacción, cubren la explosión de una plataforma petrolífera de BP, a la que sucedió el vertido de cinco millones de barriles de crudo en el Golfo de México. La temporalidad del relato está muy marcada desde el 20 de abril de 2010 –día en el que ocurrió dicho accidente– hasta el 8 de agosto de 2011, fecha en la que El más tonto (e Greater Fool, 1.10.) narra cómo Will desmonta el falso republicanismo del Tea Party, rama ultraconservadora que controla un partido del que él mismo es reconocido militante.Entremedias, los miembros de la redacción se afanan en hacer un informativo deontológicamente impecable, objetivo puesto a prueba cuando tratan hechos como el atentado contra la congresista Gabrielle Giords –Intentaré ser tu celestina (I’ll Try to Fix You, 1.04.)–, la rebelión contra el presidente egipcio Mubarak –Amén, (Amen, 1.05.)– o la liquidación del líder terrorista Osama Bin Laden –1 de mayo, (5/1, 1.07)–, entre otros sucesos reales. Esa concepción del periodismo como puntal de una democracia saludable choca en ocasiones con los intereses económicos y políticos de Atlantis Media Group, el grupo empresarial al que per-tenece ACN y del que es propietaria Leona Lansing (Jane Fonda). La cabecera es toda una declaración de intenciones de la serie. Durante su primer tramo se suceden imágenes reales y en blanco y negro de antiguos noticiarios: un plató de la CBS que retransmite una jornada electoral, una sala de maquillaje y un control de realización y los rostros de Edward R. Murrow y Walter Cronkite –dos guras legendarias del periodismo televisivo– ocupando la pantalla mientras presentan sus programas son las más destacadas. La banda sonora de omas Newman refuerza el tono de nostalgia de una representación que, en su segunda mitad, ofrece la réplica en color –plagada de planos de breve duración y de fundidos encadenados– de la inventada ACN. El diálogo entre el presente cticio y un pasado histórico que funciona como refe-rente queda jada en la pieza de apertura de cada capítulo. 3.2.1. Estrategias de puesta en escenaLa redacción de News Night es el escenario –articial e interior– central del relato. Se trata de un lugar de importantes dimensio-nes, con una separación notable entre puestos de trabajo y al que se le intuye un techo de considerable altura. Abunda el color azul –en coherencia con la imagen corporativa del canal–, combinado con tonos grises –de archivadores, cristaleras, etcétera– con contrapuntos marrones –algún panel de madera– y verdes –columnas–. El estilo se repite en otros escenarios profesionales próximos, como la sala de juntas donde se discuten los temas a tratar en el informativo. En estos casos hay un mayor protagonismo de los ventanales de cristal, también relevantes en el despacho de Will –contiguo a la redacción– aunque con una peculiaridad: éstos aparecen tintados para preservar cierta intimidad, lo que ayuda a caracterizarle como un personaje que intenta protegerse a sí mismo. El plató y el control de realización del programa son escenarios igualmente destacables. Los múltiples recursos tecnológicos ne-cesarios para la emisión dominan el decorado. En este sentido, los monitores de televisión desempeñan un papel muy activo en la narración, por lo que constituyen –en término de Bordwell y ompson– un atrezzo fundamental. La omnipresencia de las pantallas hace de estas un personaje más, en un intento de evidenciar su poder de inuencia, algo de-terminante en el compromiso profesional de quienes pueblan la cción. doxa.comunicación | nº 39, pp. 401-419 julio-diciembre de 2024Miguel Ángel Huerta Floriano y Ernesto Pérez MoránISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978| 413 Con todo, llama la atención la polivalencia expresiva de los escenarios, pues los espacios referidos no solo albergan acciones pro-fesionales sino que, a menudo, suceden allí hechos de naturaleza personal. En varias ocasiones las parejas de algunos personajes se hallan tranquilamente en la redacción, incluso durante momentos tan agitados como los previos al anuncio de la muerte de Bin Laden en 1 de mayo. En este sentido los escenarios son lugares donde lo profesional y lo sentimental se entremezclan constantemente. Sorkin amal-gama las dos dimensiones, de modo que también en los apartamentos –el lujoso de Will o el más modesto de Maggie (Alison Pill) y Lisa (Kelen Coleman)– o en el bar cercano a la cadena –el karaoke Hang’s Chew– pueden avanzar las tramas periodísticas. En realidad, el ocio y la emotividad a or de piel van de la mano en todo momento.Los personajes suelen llevar un vestuario cómodo y de colores sobrios cuando trabajan entre bambalinas –con la excepción de Skinner, que evidencia pertenecer a la vieja escuela con su inseparable pajarita y su chaqueta clásica– y mucho más elegante cuando se colocan delante de la cámara. En el primer capítulo, MacKenzie pregunta quién supervisa el vestuario de Will. Cuando le contestan que no lo hace nadie, ordena que encarguen trajes “gris ceniza, azul marino y negro de Zegna, Armani y Hugo Boss”. Cuando cuestionan su decisión con la frase “¿no a va a parecer un capullo elitista?”, ella replica: “Lo es. Que vuelva a ser sexy”. A esa apariencia impecable que pretende la productora contribuye una iluminación intensa, viva y uniforme que inunda el plató. Los focos que el presentador tiene delante muchas veces se hacen visibles en la diégesis para adquirir un valor simbólico. Por poner un ejemplo, el programa que Will dedica a las contradicciones del Tea Party en El más tonto concluye con un travelling de retroceso desde la espalda del presentador que conere el protagonismo del encuadre a las enormes fuentes lumínicas, en clara sugerencia de que la misión de arrojar luz sobre la realidad se ha cumplido con éxito8.Por último, el movimiento y expresión de las guras imprime una sensación de hiperactividad en largos tramos de los capítulos, especialmente durante los prolegómenos de las emisiones y cuando suceden acontecimientos imprevistos. La puesta en escena da cuenta entonces de una actividad frenética para encontrar soluciones dinámicas. Ese ritmo interno desatado se compensa con la calma reexiva que se da durante las reuniones preparatorias y la emisión de los programas, situaciones recurrentes cuyo dinamismo formal depende de otros recursos como la planicación y el montaje. 3.2.2. Estrategias de planificaciónLa planicación destaca por su expresividad. A pesar de que los distintos directores emplean una gama amplia de escalas, le dan un énfasis especial a las más abiertas y las más cerradas con dos objetivos: por un lado, los planos generales de conjunto –sobre todo de los profesionales que trabajan en la redacción– apuntan a un protagonismo grupal, de modo que quienes hacen News Night parecen los miembros de una especie de familia9. Por otro, las escenas más relevantes en términos de estructura dramática suelen rematarse con nales emotivos plagados de primeros planos de los rostros.8 Por contraste, los escenarios de la planta 44 del canal –habitados por la propietaria Leona y su hijo Reese (Chris Messina)– tienen sombras asociadas a los turbios intereses corporativos, como se ve en la reunión de El 112º Congreso (e 112th Congress, 1.03). 9 El relato se caracteriza por una fuerte endogamia, de modo que la dimensión afectiva y profesional de los personajes se hace coincidir constantemente.